LIMPIEZA DEL HOGAR EN LA ANTIGUA ROMA
En la mayoría de los hogares, la limpieza era realizada por sirvientes, normalmente esclavos. Para la limpieza del hogar se empleaban escobas, paños y esponjas como utensilios, y el agua y el serrín como agentes con los que arrastrar o disolver la suciedad.
Los paños más toscos se usaban en la cocina para limpiarse las manos o secar y abrillantar los utensilios. Los de mayor calidad se reservaban para su uso en algunas estancias, como las utilizadas en la recepción de invitados. También se podían utilizar de servilletas que cada uno debía llevar cuando era invitado a una cena o comida fuera de su casa.
El mayor problema de los hogares era el lavado de la ropa, se podía remojar y aclarar la ropa más ligera, pero como no se conocía el jabón, las piezas de lana y las manchas más rebeldes eran llevadas a las lavanderías de la época. Allí se empleaban sustancias minerales y vegetales.
Las escobas se fabricaban con hojas de palmera o tallos de diversas plantas. Su uso pulía y dejaba brillantes no sólo los suelos de mosaico, mármol, ladrillo o mortero, sino que lustraba incluso los suelos de arcilla apisonada.
En los suelos no porosos, como los de comedores, donde el suelo recibía los desperdicios de la comida, se utilizaba el serrín para absorber grasas y líquidos antes de barrer. Otra técnica muy utilizada era el baldeo de agua. Las esponjas ayudaban a limpiar las superficies pulidas de columnas y mesas, pero también servían para la higiene personal, haciendo de papel higiénico.
Los paños más toscos se usaban en la cocina para limpiarse las manos o secar y abrillantar los utensilios. Los de mayor calidad se reservaban para su uso en algunas estancias, como las utilizadas en la recepción de invitados. También se podían utilizar de servilletas que cada uno debía llevar cuando era invitado a una cena o comida fuera de su casa.
El mayor problema de los hogares era el lavado de la ropa, se podía remojar y aclarar la ropa más ligera, pero como no se conocía el jabón, las piezas de lana y las manchas más rebeldes eran llevadas a las lavanderías de la época. Allí se empleaban sustancias minerales y vegetales.
Las escobas se fabricaban con hojas de palmera o tallos de diversas plantas. Su uso pulía y dejaba brillantes no sólo los suelos de mosaico, mármol, ladrillo o mortero, sino que lustraba incluso los suelos de arcilla apisonada.
En los suelos no porosos, como los de comedores, donde el suelo recibía los desperdicios de la comida, se utilizaba el serrín para absorber grasas y líquidos antes de barrer. Otra técnica muy utilizada era el baldeo de agua. Las esponjas ayudaban a limpiar las superficies pulidas de columnas y mesas, pero también servían para la higiene personal, haciendo de papel higiénico.
2 comentarios :
Creo que si nos transportaran hasta esa época, si bien extrañaríamos algunos "lujos" de hoy, no estaríamos tan perdidas en ese ámbito.
Beso.
Marcela parece que no ha cambiado mucho eso de las escobas (a pesar de las aspiradoras) y demás utensilios, así que no estaríamos muy perdidas, más bien como en casa.
Un beso.
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