MILÓN DE CROTONA
El más famoso atleta griego fue el luchador Milón de Crotona, nacido en esta ciudad del sur de Italia. Comenzó su carrera de niño, en el 540 a.C.; ya adulto obtuvo cinco triunfos olímpicos consecutivos (532-216 a.C.) y sólo su joven compatriota Timasíteo pudo arrebatarle una sexta corona.
Nada menos que en seis ocasiones fue periodonica, es decir, venció en los cuatro grandes juegos (Olímpicos, Délficos, Nerneos e Ístmicos) en un mismo ciclo. Sus hazañas eran inverosímiles, paraba carros lanzados a toda velocidad, sostenía techos a punto de derrumbarse, cargaba toros sobre los hombros…
Milón se convirtió en una figura legendaria por su fuerza, pero también por su voraz apetito, comía siete kilos y medio de carne y ocho kilos de pan cada día, todo esto regado con unos quince litros de vino. Contaban que una vez se comió un novillo entero tras pasearlo sobre sus hombros.
También fue un buen ciudadano, capitaneó a sus compatriotas contra la vecina Síbaris vestido a la manera de Heracles. Su muerte tampoco fue vulgar. Murió por confiar en exceso en su fuerza. Ya anciano metió las manos en un leño puesto a secar. Las cuñas que lo sujetaban resbalaron y quedó prisionero, comiéndoselo una manada de lobos.
Nada menos que en seis ocasiones fue periodonica, es decir, venció en los cuatro grandes juegos (Olímpicos, Délficos, Nerneos e Ístmicos) en un mismo ciclo. Sus hazañas eran inverosímiles, paraba carros lanzados a toda velocidad, sostenía techos a punto de derrumbarse, cargaba toros sobre los hombros…
Milón se convirtió en una figura legendaria por su fuerza, pero también por su voraz apetito, comía siete kilos y medio de carne y ocho kilos de pan cada día, todo esto regado con unos quince litros de vino. Contaban que una vez se comió un novillo entero tras pasearlo sobre sus hombros.
También fue un buen ciudadano, capitaneó a sus compatriotas contra la vecina Síbaris vestido a la manera de Heracles. Su muerte tampoco fue vulgar. Murió por confiar en exceso en su fuerza. Ya anciano metió las manos en un leño puesto a secar. Las cuñas que lo sujetaban resbalaron y quedó prisionero, comiéndoselo una manada de lobos.
2 comentarios :
Como para invitarle a comer... :-)
Merce y eso que a lo mejor era su comida cuando no tenía mucho apetito, que el día que se levantaba con hambre...
Un beso.
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