TARTESSOS LA CIUDAD PERDIDA

El nombre de Tarsis aparece por primera vez en la Biblia, cuando habla de las riquezas de la opulenta Tiro, y de los lugares de donde traían los productos de su comercio. Su existencia se ve confirmada por otros testimonios como los de Heródoto, Anacreonte, el poeta Estesícoro, entre otros.

No se sabe muy bien quienes eran los pobladores, se cree que pudieron venir a la península junto a los pueblos del mar, o que pudieron ser pueblos indoeuropeos, gentes que vinieron desde las estepas al norte del Cáucaso. Tenían influencias culturales de egipcios y fenicios.

Tarsis era riquísima en cobre, plata, aceite… o sea en todas aquellas cosas que constituían un objetivo comercial de la época y que los fenicios se encargaban de transportar por el Mediterráneo, como antes lo habían hecho los cretenses, precisamente toros tartesios fueron llevados a Creta, dando origen a la leyenda del laberinto del Minotauro.

El imperio tartesio se extendió por toda Andalucía y hasta más allá del cabo La Nao, pero no se ha podido descubrir donde estuvo situada su capital, Tarsis. Se supone que probablemente en las proximidades de la actual Sevilla, ya que entonces el mar formaba un profundo golfo, cuyos vestigios son las marismas del Guadalquivir.

Nada se sabe de su nacimiento, pero sí de su final, una hipótesis dice que fue arrasada hasta los cimientos por los cartagineses. Sus restos nunca han podido ser encontrados. Cubierta por el mar o por un pesado manto de tierra, Tarsis es una ciudad perdida.