LAS ARMAS EN EL ANTIGUO EGIPTO

Las primeras armas documentadas, halladas en la tumba 100 de Hieracómpolis, se usaron para la lucha cuerpo a cuerpo, eran palos y porras, que a finales del Predinástico se convirtieron en mazas formadas por un núcleo de piedra, en forma de pera o disco, sujetas a un mango.

Las hachas se hicieron primero de piedra, pero durante el Imperio Antiguo empezó a emplearse el cobre, los modelos varían desde una lámina curva con orificios para atar el mango (Imperio Antiguo), a hojas en forma de pico de pato (Imperio Medio). Sobre la superficie se labraba el nombre del rey o su imagen aniquilando al enemigo.

Las espadas superaban los 40 centímetros y las dagas eran mucho más cortas y manejables, podían ser de una sola pieza y ser de cobre o bronce y en muy pocos casos de hierro.

Un arma muy particular importada de Mesopotamia era el jepesh, era una espada curva con forma de hoz, sin punta de 40 a 60 centímetros, con hoja acanalada y filo en la parte interior de la curvatura. Su función no era atravesar al enemigo, sino cortarlo.

Las armas arrojadizas que conocieron los egipcios fueron los venablos y las lanzas desde el Predinastico, el estilo de estas armas no ha variado en el tiempo.

Para atacar al enemigo a distancia media se empleaban las jabalinas, su alcance estaba condicionado por la fuerza y la técnica del guerrero, aunque no superaba los 90 metros.

Los egipcios contaban con un arma singular; los palos arrojadizos, parecido a los boomerangs y con una curiosa forma curva.

Los arcos son el arma más sofisticada, los hay de doble curvatura, elaborados con dos astas de animal unidas en el centro mediante un fragmento de madera, y de curvatura simple, hechos de una sola pieza de madera perfilada y pulida de tal forma que fuese robusta para no romperse y a la vez flexible para que el guerrero pudiera tensarla.

Las flechas tenían punta de madera endurecida a fuego, de piedra o de hueso, y en ocasiones de bronce. En el extremo del astil podían insertarse hasta cuatro plumas para hacerlo más estable.

El conjunto se guardaba en cajas especiales de madera recubierta con pieles de animales o en un carcaj que llevaba el soldado o que se colgaba en el carro de guerra.

Como elementos de protección emplearon escudos de madera de diversos tamaños, cubiertos con piel de bóvido o de felino y a veces con placas de cobre o bronce que los hacían más eficaces, pero también más pesados. Su parte superior era redondeada o apuntada.

Otros elementos protectores eran; una pieza de lino endurecida triangular, que se colocaba sobre el faldellín protegiendo los genitales y una pieza de tejido que cubría los hombros y el pecho.

Las armaduras aparecen a partir de Tutmosis III, hacía 1450 a.C, y parece que servían para la protección de los conductores de carros y estaban hechas con cuero o lino y placas de bronce.