EL REY DE LOS TAPIRES (LEYENDA DE COSTA RICA)
Igual que los cerdos y los venados, los tapires tienen también
su rey. Una vez dos indios fueron a cazar al bosque, llevando cada uno su arco
y sus flechas. Se encontraron con un tapir blanco y trataron de matarlo, pero
no pudieron. Echaron a correr detrás del animal, pero lo perdieron. Uno de los
indios desapareció sin que se supiera como. El otro lo busco por todas partes,
pero no lo encontró. Volvió a su casa y preguntó, como no había regresado, todos
pensaron que se había caído en una trampa y había muerto.
El desaparecido corrió y corrió detrás del tapir hasta que
lo perdió de vista; entonces se paró a descansar. De repente, oyó el canto de
un gallo. Creyendo que se encontraba cerca de alguna casa, se acercó y encontró
un palanque muy grande. Entró en él y se encontró con un hombre de apariencia
muy fuerte, que le preguntó que hacía allí. El indio se lo contó y el hombre
del palenque le dijo:
-¿Por qué haces un juego de cacería? Cuando dispares hazlo
para matar, de manera que la pobre bestia no caiga herida para ser comida por
los gusanos. Sin embargo, veo que estás cansado, pasa y siéntate.
Le trajo la chicha y le dio de comer carne del tapir al que los
cazadores habían disparado sin alcanzarlo, pero que el dueño de la casa había
matado.
Después de descansar, beber y comer, el cazador le dijo que
se marchaba. El anfitrión le contestó: “Toma este pedazo de caña y plántala en tu
casa, cuando la caña crezca hasta su tamaño natural otra vez, entonces, pero no
antes de eso, podrás hablar otra vez”.
Cuando el cazador volvió a su casa, no pudo decir ni una
palabra. Sembró la caña y creció, y cuando alcanzó su tamaño normal, el cazador
pudo hablar y contar a todos lo que le había sucedido.
El hombre al que había visitado era el rey de los tapires y
por eso le había castigado de esa manera.
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