23 de agosto de 2023

EL BÓLIDO DE TUNGUSKA

 

A las 0 horas 17 minutos  11 segundos (GMT) del 30 de junio de 1908 se registró en la taiga siberiana, cerca del río Podkamennaya-Tunguska, una enorme explosión cuya energía se calculó en 12.5 megatones TBT, equivalente a 1500 bombas como la de Hiroshima. Tres atronadoras detonaciones y un cañoneo aterrorizaron a los habitantes de la cercana ciudad de Vanavara.

Según algunos testigos, momentos antes de la explosión, algunos árboles y yurtas (cabañas) fueron arrancados del suelo. En los ríos de la zona, olas gigantes avanzaron contracorriente. En algunas comarcas, la vegetación quedó reducida a cenizas, pero en otras, no se produjeron daños materiales.

La causa se atribuyó a un meteorito en el año 1927, a un cometa en el año 1930, a una explosión nuclear en 1961, a la antimateria en 1965, a un pequeño agujero negro en 1973 y a la explosión de un platillo volante en 1978.

Durante muchos años este suceso no tuvo ninguna explicación coherente, hasta que en 1992, los físicos Nevski y Balklava dieron a conocer una teoría que parece la más veraz. Según ellos, la explosión fue debida a que un meteorito atravesó la atmósfera terrestre y fue destruido por un rayo que él mismo generó. Cuando un objeto penetra a alta velocidad en la atmósfera queda envuelto en plasma, su superficie se calienta por el rozamiento y comienza a liberar electrones, que son arrastrados en dirección contraria a la trayectoria de la cola del plasma.

Al perder partículas, el meteorito va cargándose positivamente, generando una diferencia de potencial que libera su energía en forma de rayo. La descarga eléctrica, con una intensidad de cientos de miles de amperios, pudo desintegrar parte de la roca antes de llegar al suelo.

Las tres detonaciones fueron debidas al propio rayo, a la destrucción del meteorito y a la onda balística provocada pro la invasión en la atmósfera de un objeto a velocidad supersónica.

El cañoneo pudo ser producido por el habitual sonido que provoca el trueno que sigue a un rayo. El levantamiento de casas y árboles se debió a que la enorme carga positiva del meteorito pudo inducir cargas negativas en los objetos terrestres. El rayo también habría producido intensas radiaciones X y neutrónicas como consecuencia de la síntesis nuclear del deuterio, lo que provocó a su vez mutaciones posteriores en los árboles.

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