HISTORIAS DE DOCTORES-5
Cuando Galileo era profesor de la Universidad de Padua entre los estudiantes estaba Harvey, quien, después de obtener allí su título de médico en 1602, continuó adelante para ser el fundador de la fisiología moderna. Fue Harvey quien demostró por primera vez el funcionamiento del corazón y la circulación completa de la sangre.
Aunque se especializó en higiene, y fue uno de los primeros
que insistió en el tema como cuestión de buena saluda más que de los buenos modales,
el químico alemán Maz Joseph von Pettekufer desdeñó la teoría de los gérmenes
causantes de enfermedades. Dijo que lo demostraría, y lo hizo: se tragó
deliberadamente un cultivo de bacterias de cólera. El que no se pusiera enfermo
continua siendo, un siglo después, motivo de asombro.
No solo los animales y las plantas están en un proceso de
evolución. También lo están los gérmenes. La difteria, por ejemplo, había sido
una enfermedad benigna antes de 1735, cuando adoptó repentinamente una forma
fatal en una epidemia en Kingston, Nueva Hampshire. Ni una sola de las primeras
40 víctimas se recuperó.
Un tratamiento común para la peste en el siglo XVII
consistió en colocar sobre los carbunclos una polla viva, a la que le habían
sido arrancadas las plumas de la cola, para que succionara el veneno. Cuando el
ave se infectaba y moría, la sustituían con otra. El tratamiento se repetía,
hasta que la última polla escapaba del contagio, y entonces se pensaba que el
paciente se recuperaría. El tratamiento de la polla viva, introducido por
primera vez en 1603, todavía era común durante la gran peste de 1655 en
Inglaterra.
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