FRIEDRICH WILHELM VOIGT, EL IMPOSTOR
Un zapatero desempleado compró algunas partes del uniforme de un capitán del ejército en una tienda de segunda mano. Vestido de militar perpetró una estafa tan intrépida que se usa como ejemplo de lo obedientes que son los alemanes.
El 16 de octubre de 1906 Friedrich Wilhelm Voigt visitó los barracones del ejército de su localidad y ordenó a un sargento y a cuatro brigadas que le siguieran. Reunió a otros seis soldados y despidió al sargento. Con esta tropa fue en tren hasta Köpenick, entraron en el ayuntamiento de la ciudad.
Arrestó al alcalde y al tesorero bajo la acusación de haber manipulado los libros de cuentas y ordenó a la policía que mantuviera el orden público y no permitiera llamadas a Berlín. Le pidió al tesorero que le entregara 4000 marcos.
Algunos de los soldados se llevaron a los detenidos a Berlín para interrogarlos, los otros se quedaron custodiando el ayuntamiento durante 30 minutos y Voigt se marchó a la estación, se vistió de civil y se marchó con el dinero.
La policía lo encontró rápidamente y fue condenado a cuatro años de prisión. El emperador Guillermo II lo amnistió a los dos años. Más tarde se convirtió en una persona muy popular representando su propio robo.
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