16 de febrero de 2015

EL PORSCHE SPYDER DE JAMES DEAN


El actor James Dean (1931-1955) protagonizó un anuncio advirtiendo a los adolescentes sobre los peligros de conducir a excesiva velocidad, en él decía: “La vida que salves puede ser la mía”. Poco tiempo después, moría cuando su coche deportivo, un Porsche Spyder plateado, se salió de la carretera y se estrelló contra otro coche a 140 Km/h. En ese momento empezó la leyenda de la maldición de ese coche.

George Borris, un vendedor de coches de segunda mano, lo compró por 2500 dólares y, con la excusa de apoyar las campañas de prudencia al volante, lo expuso en público. El precio por ver el automóvil era de 25 dólares. Pronto las visitas disminuyeron, y decidió venderlo a otro señor que pensaba hacer negocio vendiéndolo por partes. Cuando lo trasladaban a su nueva ubicación, se soltó de los amarres del camión que lo trasportaba y le rompió las dos piernas a su nuevo dueño.

Después de esta desgracia, quiso desprenderse del coche y vendió el motor a Troy McHenry, un médico, que lo instaló en su coche de carreras. El doctor se estrelló y murió en una competición que disputaba con su nuevo coche. También resultó herido gravemente William Eschrid, otro médico aficionado a las carreras, que llevaba instalado en su coche la palanca de cambios del coche de James Dean.

Un señor de Nueva York compró dos ruedas, que reventaron misteriosamente. Poco tiempo después, el deportivo fue reconstruido, el garaje se incendió. El coche sobrevivió. Cuando era trasportado para una convención sobre seguridad vial, el camionero que lo trasportaba murió. En una exhibición en Sacramento, cayó del pedestal donde estaba colocado, rompiéndole una cadera a un chico. Un tiempo después, en Oregón, el camión que lo trasportaba derrapó y se estrelló contra la fachada de una tienda, matando a George Barkuis.

En 1959, se partió en 11 pedazos cuando estaba apoyado en una base de acero. En el año 1960, el coche desapareció cuando volvía de una exhibición en Miami.

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