LAS MÁXIMAS DE PTAHHOTEP
Ptahhotep, amado de Dios, era visir de Egipto y había
cumplido los ciento diez años de edad, cuando creyó que había llegado la hora de
redactar sus enseñanzas. El texto se muestra bajo la forma de un tríptico: un
prólogo, treinta y siete máximas y un epílogo en nueve partes. La primera línea
de cada máxima está escrita en tinta roja, para señalar el paso a otro tema.
Las “Máximas de Ptahhotep”, fueron redactadas hace más de
cuatro mil años. Pertenece al género literario “Sebayt”=”Sabiduría”,
“enseñanza”. El Faraón tenía el deber de redactar una sabiduría para su
sucesor, con el fin de facilitar su tarea y evitarle errores. El objetivo de
las sabidurías era el de abrir el espíritu de quien lo leyera, mantenerlo por
el camino recto, formar su inteligencia y su sensibilidad, con el fin de que
permanecieran en armonía con Maât, símbolo de la Verdad, la Justicia y la
Armonía cósmica, hija de Ra, dios del Sol. Sin respeto a Maât ninguna
civilización puede conocer la felicidad, traicionarla, ignorarla, es ir hacia
el mal, la guerra, el desorden y las tinieblas.
Las máximas eran enseñadas en las escuelas de escribas. El
camino del conocimiento pasaba por la lectura y la escritura de jeroglíficos;
los estudiantes copiaban extractos de las sabidurías. Se sabe que la obra de
Ptahhotep permaneció presente a lo largo de toda la historia faraónica, incluso
perduró más allá. Los primeros monjes coptos, primeros cristianos de Egipto, valoraron
algunas máximas.
Con la llegada del Islam todo cambio y muchas cosas
cambiaron, entre ellas el significado de los jeroglíficos. En 1822, gracias a
Jean François Champollion, después de más de doce siglos de silencio, se podían
leer de nuevo los jeroglíficos. La Edad Media árabe fue una época oscura, gran
cantidad de monumentos y textos fueron destruidos. Las Máximas de Ptahhotep se
salvaron milagrosamente.
De forma también milagrosa, se conserva un ejemplar completo
de la obra, el papiro Prisse. Este papiro contiene el ejemplar completo de las
máximas de Ptahhotep. La historia del papiro es la siguiente: Prisse d’Avennes
(1807-1879), ingeniero, pintor y dibujante, le apasionaba el arte egipcio.
Vivió mucho tiempo en Luxor, donde poseía un castillo y se hacía pasar por un
noble inglés. En Tebas, tuvo la suerte de comprar un papiro, y en ese papiro se
encontraban las Máximas. De esa manera, en el siglo XIX, resurgía el
pensamiento de Ptahhote.
FOTOGRAFÍA-PATIO DE LOS CARNEROS (TEMPLO DE KARNAK-EGIPTO)
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