COLÓN Y EL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS

Según los cuadernos de bitácoras de los primeros capitanes españoles, empezando por Colón, el Triángulo de las Bermudas, siempre ha sido una zona de peligro y misterio.

Antes de pisar Tierra en su primer viaje, Colón tuvo su primer susto; en primer lugar la visión del resplandor en las aguas de las Bahamas, después una bola de fuego que hizo que la nave capitana volcase y se hundiese, terminando bajo el mar. El pánico de los marineros fue tan grande que estuvieron a punto de amotinarse.

El diario de a bordo dice: "Ellos navegaron aquel día y noche 27 leguas y algunos más en su camino al oeste. Y en esta noche, al comienzo de la misma, vieron un maravilloso ramo de fuego que caía del cielo al mar distante de ellos cuatro o cinco leguas".

La brújula sufrió movimientos extraños, sobre eso escribió:

“Tomaron los pilotos el Norte marcándolo, y hallaron que las agujas noroesteaban una gran cuarta, y temían los marineros y estaban penados y no decían de qué. Conociólo el Almirante; mandó que tornasen a marcar el Norte en amaneciendo, y hallaron que estaban buenas las agujas. La causa fue porque la estrella que parece hace movimiento, y no las agujas.

En el año 1494, Colón observó una especie de monstruo marino a la altura de La Española (entre el actual Haití y la República Dominicana). El mismo año, un torbellino de viento mandó a tres de sus barcos al fondo del mar, antes habían dado tres o cuatro vueltas completas. El mar estaba en calma total.

En el año 1592, cuando estaba descansando en el puerto de Santo Domingo, al ver que se iba acercando una tempestad, le propuso al gobernador de La Española, Francisco de Bobadilla, que retrasara la partida de sus treinta galeones, que iban cargados de oro y plata con destino a España.

El gobernador no le hizo caso. Unos días después, veintiséis de los treinta barcos y su tripulación desaparecieron, los tesoros también.

Parece que estas fueron las primeras víctimas que se cobró el Triángulo de las Bermudas.