NÚMEROS ARÁBIGOS
El sistema de numeración actual lo inventaron los hindúes. El
sistema hindú empezó a extenderse cuando se comprobó lo fáciles que resultaban
las operaciones aritméticas con él. Poco después de la invención del símbolo “nada”
(0), alrededor del año 800 de nuestra era, los numerales hindúes se habían
difundido por las regiones del norte y el oeste de la India, norte de África y
España, regiones por pueblos que hablaban árabe.
Los árabes llamaron sifr al símbolo “nada”. El matemático
árabe Al-Khwarizmi, escribió en el año 820, el primer tratado sobre el empleo
de los numerales hindúes en aritmética.
Cien años después, un francés que se llamaba Gerberto,
interesado en el tema, viajó a la España árabe en el año 967, y estudió los
libros árabes. Así conoció el tratado de Al-Khwarzmi y, tanto le gustó que lo
difundió por toda Europa. A partir de este momento los numerales hindúes
pasaron a llamarse números arábigos (por conocerlos a través de los árabes). No
sabían que en realidad, esos números procedían de la India.
En el año 999 Gerberto fue elegido Papa bajo el nombre de
Silvestre II. Eso no sirvió para convencer a los europeos, que estaban acostumbrados a los
números romanos.
Dos siglos después, Leonardo Fibonacci, entró en contacto
con el sistema hindú de numeración cuando viajaba por el norte de África. En 1202
escribió un tratado que empleaba ese sistema de numeración y el símbolo “nada”
para enseñar a emplearlo en aritmética.
Poco después, Europa salía de la oscura Edad Media, la
prosperidad aumentaba y el deseo de saber aumentaba. En Italia había muchos
comerciantes que necesitaban realizar cálculos para llevar sus negocios, y
cuando comprobaron las ventajas de los números arábigos, adoptaron el sistema.
El número “0”, empezó llamándose “sifr”, más tarde “zepiro”,
y finalmente “zero”. Desde Italia se extendió por toda Europa. Poco a poco se
extendió por todo el mundo.
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