RESPONSABILIDADES COLECTIVAS DE LOS HITITAS

Para fomentar la denuncia el código penal hitita aplicaba el castigo colectivo. Cuando el homicida no era descubierto, se responsabilizaba a toda la ciudad donde hubiese ocurrido el delito. Después de esperar un tiempo prudencial, si nadie presentaba una acusación formal, la víctima era juzgada según su posición social y el trabajo que realizaba. Esto era compensado a la familia más allegada de la víctima por medio de un terreno dentro de la ciudad.

Con el paso de los años, la responsabilidad se redujo a la casa o terreno donde se había encontrado el cadáver. Esto suponía que su propietario quedaba arruinado al pagar la condena, ya que 20 medio-siclos serían ahora varios miles de euros para alguien que le cuesta salir adelante con su sueldo.

En terrenos abiertos la responsabilidad la asumía el pueblo más próximo. Pero cuando el crimen había sido cometido en un lugar demasiado apartado, se consideraba que nadie podía ser inculpado de encubrir al homicida y el caso quedaba pendiente de resolución, eso quiere decir irresoluble.

La forma de castigar con personas y bienes se consideraba la que más asustaba a la gente, por lo mucho que costaba mantener viva a toda una familia y, al mismo tiempo crear un patrimonio.

Los asesinatos no se castigaban con la pena de muerte porque con la ejecución del culpable no se compensaba a la familia de la víctima, en cambio, al entregarlos como esclavos, se podían utilizar como mano de obra barata o venderlos, cosa que no solían hacer, pues preferían verlos consumirse durante años, una forma de venganza muy sutil.

Los familiares del asesino, que había sido entregado como esclavo, quedaban marcados por un estigma que tardaban mucho tiempo en borrar.