17 de agosto de 2010

EL CHOCOLATE Y LA IGLESIA

El chocolate se ganó de inmediato la aceptación de la Iglesia, existiendo sólo un pequeño debate: ¿Era una comida? (por lo que debía ser prohibida durante la Cuaresma), o era una bebida y, por lo tanto permitida. En 1569 le dieron a probar un poco al papa Pío V, pero éste lo encontró tan desagradable que no podía imaginar que a nadie le apeteciese beberlo en ningún momento del año.

El debate continuó durante los dos siglos siguientes, con muchísimos escritos sobre el tema hechos por teólogos. El asunto que preocupaba era que, si el chocolate se permitía, se encontraría la manera de evitar el ayuno con algún otro alimento, poniendo un escritor como comparación: “Aquél que se come 4 onzas de exquisito esturión asado ha roto su ayuno, pero si se toma disuelto y preparado en un extracto de caldo espeso no peca”.

Un clérigo desarrollo una violenta oposición contra el chocolate, el Obispo de Chiapas. No era contra la bebida, sino contra el hecho de que las señoras de Chiapas, durante una Misa Mayor insistían en pedir a sus doncellas que les trajeran tazas de chocolate para poder aguantar hasta el final.

El entrar y salir de las doncellas en la Catedral contrarió de tal manera al Obispo que prohibió esta práctica y amenazó con excomulgar a aquel, o aquella, que no obedeciese su orden. Las señoras no hicieron el menor caso a estas órdenes y, cuando los sacerdotes trataban de impedir que las doncellas llevaran a cabo sus recados, se organizaba un clamor general y hasta se desenfundaban espadas contra los sacerdotes. El Obispo al ver que había sido derrotado, renunció a su postura.

El Obispo cayó gravemente enfermo, trajeron médicos de todo el mundo para examinarlo, y todos opinaron unánimemente que el Obispo había sido envenenado. Una dama noble fue acusada de haber dado una taza de chocolate para que le fuera administrada por el paje, taza que envenenó al Obispo que tanto había luchado por prohibir el chocolate en la iglesia.

CUADRO- LADY POURING CHOCOLATE DE JEAN ÉTIENNE LIOTARD

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