DESCRIPCIÓN DE TIBERIO

Esta es la descripción que hace Suetonio de Tiberio Julio César Augusto:

Era grueso y robusto, y su estatura mayor de lo normal, ancho de pecho y de hombros, gallardo y bien proporcionado. Tenía la mano izquierda más robusta y ágil que la otra, y tan fuertes las articulaciones que traspasaba con el dedo una manzana, y de un capirotazo hería la cabeza de un niño y hasta la de un joven.

Tenía blanca la tez, los cabellos algo largos por la espalda y cayéndole sobre el cuello, según costumbre de su familia. El semblante hermoso, pero sujeto a cubrirse repentinamente de granos, los ojos muy grandes y, cosa extraña, veía también de noche y en la oscuridad, pero durante poco tiempo y cuando acababa de dormir., después su vista se oscurecía poco a poco.

Caminaba con la cabeza inmóvil y baja, con aspecto triste y casi siempre en silencio. No dirigía ni una palabra a los que le rodeaban, o si les hablaba, lo cual era muy raro, lo hacía con lentitud y con blanda gesticulación de dedos.

Augusto (Cayo Julio César Augusto, su padrastro) había observado sus costumbres desagradables y arrogantes, y trató más de una vez de excusarlas ante el pueblo y el Senado, diciendo que eran defectos de la naturaleza y no del carácter.

Se entregó a la astrología y tenía poca devoción por los dioses y la religión. Temía exageradamente a los truenos, y cuando había tempestad llevaba en la cabeza una corona de laurel, por tener estas hojas la virtud de evitar los rayos.

Cultivó las letras griegas y latinas. Compuso un poema lírico titulado; “Lamento por la muerte de Lucio César”. Escribió también poesías griegas. Aunque hablaba la lengua griega, no la usaba en todas las ocasiones, absteniéndose sobre todo en el Senado. Prohibió a un soldado, a quien se pedía testimonio en griego, que contestase en latín.