LA LLEGADA DEL ISLAM A EGIPTO

En el año 640, los árabes llegaron a Egipto encabezados por Amr Ibn Al As, lugarteniente del califa Omar, quienes introdujeron una nueva religión, el Islam.

Irritados por la intolerancia religiosa y los excesivos impuestos a que les sometía el imperio Bizantino, los egipcios coptos ofrecieron poca resistencia a los conquistadores árabes. El califato solo imponía a los pueblos conquistados el pago de una capitación (impuesto), pero respetaba las prácticas religiosas, las vidas y la propiedad de los coptos.

Loa árabes no hicieron ningún cambio en la administración y adaptaron el sistema bizantino, basado en la existencia de gobernadores provinciales dependientes del gobernador jefe, residente en Alejandría, la capital.

Poco a poco el país fue convirtiéndose al Islam. Con la llegada de los Omeyas (658-750), nuevas tribus inmigraron para aumentar la población musulmana y empezar la colonización del delta.

Se sustituyó la lengua copta por el árabe, en todos los documentos públicos. De esta manera se inició un proceso de arabización que con el paso del tiempo transformó a un país cristiano de habla copta, en uno musulmán y de habla árabe, el copto pasó a ser una lengua litúrgica.

A lo largo de dos siglos, Egipto estuvo regido por los gobernadores nombrados por el califa, máxima autoridad de la comunidad musulmana. Egipto proporcionaba recursos, en dinero y especias, para la comunidad central del Islam, primero por los califas omeyas en Damasco y luego para los abasíes en Bagdad.

Durante el califato abasí estallaron varias insurrecciones por todo el país, ocasionadas por las diferencias suníes, o mayoría ortodoxa, y la minoría que se unió a los shiíes. En algunas ocasiones los coptos se habían revelado para protestar por los excesivos impuestos, pero estos levantamientos fueron controlados por las autoridades.

Durante el período omeya y a lo largo de casi un siglo de mandato de los abasíes, las crecientes exigencias fiscales llevaron a una serie de revueltas coptas.