OLIMPIA Y FILIPO (PADRES DE ALEJANDRO MAGNO)

Filipo de Macedonia vio por primera vez a Olimpia de Epiro en Samotracia, entre el 365 y el 361 a.C., cuando ambos eran adolescentes, él tenía 20 años y ella 15.
Según Plutarco en ese encuentro en Samotracia Filipo se enamoró de Olimpia, y la pidió en matrimonio a Aribas, su tío.

El matrimonio estuvo rodeado por diferentes augurios, todos ellos relacionados con el futuro fruto de esta unión. Plutarco cuenta que la noche antes de la boda la novia creyó que caía un rayo sobre su vientre y que un gran fuego se esparcía hasta desaparecer. Filipo soñó que cubría el vientre de ella con un sello donde había grabado un león, y como que no se sella lo que está vació, la visión de Filipo, fue interpretada como que la reina quedaría embarazada de un niño con naturaleza de león.

Tras el matrimonio se trasladaron a Pela, capital de Macedonia, donde surgieron las primeras desavenencias. Filipo perdió el interés por su esposa al verla acostada con Zeus-Amón en forma de serpiente. En cualquier caso, la poligamia de Filipo y la oposición de la corte macedonia, influyeron para que Olimpia no se adaptase.

Furiosa por sentirse marginada, Olimpia volvió a Epiro en el año 357 a. C. Su tío la presionó para que volviera con su marido, cuando se supo que estaba embarazada. Volvió a Pela y en Julio del 356 a. C., dio a luz a Alejandro Magno.

En 338 a. C., Olimpia fue repudiada por su marido por tener una nueva favorita, Cleopatra, sobrina de Átalo. Olimpia se marcha con Alejandro (acusado de bastardo). Ella se exilió en Epiro, Alejandro en Iliria.

Regresaron un año después y aparentemente la reina y su esposo lograron reconciliarse. En 336 a.C., Filipo fue asesinado. Algunas versiones dicen que fue Olimpia quién mandó asesinarlo, y aunque el asesino, Pausanias de Orestes, fue ejecutado. Se dijo que Olimpia, una noche, fue a la tumba del asesino a dejar flores. Inició una persecución contra Cleopatra, la mujer que provocó su repudio, y ordenó su ejecución y la de su hijo pequeño.