
Los ciudadanos de Atenas, pasaban muy poco tiempo en sus casas, y sólo volvían de noche para dormir, quedando durante todo el día el hogar a cargo de la esposa o el servicio.
Las casas más humildes, no tenían ventanas. Constaban de una planta baja con algunas habitaciones pequeñas y muy pocos muebles. Algunas de ellas tenían una buhardilla con escaleras de madera. Estaban fabricadas con ladrillos de barro, y los tejados eran planos.
Había también casas más grandes, muchas de ellas alrededor de un patio central porticado. Estas viviendas tenían dos pisos, en la planta baja se encontraba la sala para banquetes y otras dependencias, y en el piso superior estaba destinado a las habitaciones de uso exclusivo de las mujeres (gineceo).
La basura y el agua de la lluvia iban a parar a la calle, en medio de la cual corría una canalización a cielo abierto, que solía ser un foco de infecciones.
Las casa estaban alineadas en terreno irregular, y las puertas se abrían hacia afuera lo que era un riesgo para los viandantes. Como solución se daban unos golpes, desde el interior para avisar de que se iba a abrir la puerta.