22 de octubre de 2008

EL LADRÓN DE LAS JOYAS DE LA CORONA

El irlandés Thomas Blood (1618-1680), estaba en busca y captura por intentar secuestrar dos veces al duque de Ormonde, pero lejos de acobardarse, regresó a Inglaterra desde los Países Bajos, con nombre falso y preparo el golpe de su vida. Apoderarse de las joyas de la Corona.

La corona, el cetro y el orbe de Carlos II, se guardaban en la Torre de Londres.

Lo custodiaba un hombre llamado Talbot Edwards, que vivía con su familia en el sótano de la Torre, enseñando las joyas a los visitantes. Thomas acudió a una de esas visitas vestido de clérigo y se hizo amigo del guardián, y le propuso casar a un supuesto sobrino suyo con la hija de Talbot.

Blood acudió a la pedida de mano acompañado de dos cómplices. Le pidió a Edwards que le mostrara las joyas en privado, el guardián accedió, Blood le golpeó y apuñaló hasta que lo dejó inconsciente.

Los ladrones aplastaron la corona para reducir su volumen y trataron de dividir el cetro en dos partes. Uno de ellos se metió el orbe en los calzoncillos.

Cuando huían fueron sorprendidos por el hijo de Edwards. Ellos huyeron y en la persecución Blood, perdió la corona y su caballo tropezó con ella.
Blood fue capturado y llevado a la Torre.

Reclamó hablar con el Rey, y se le concedió la audiencia.
Carlos II lo indulto, y le concedió una pensión vitalicia de 500 libras anuales.

Vivió el resto de su vida siendo una persona influyente en Londres, e hizo frecuentes apariciones en la Corte.

2 comentarios :

Merce DICE

Y no se sabe qué le dijo al rey, tuvo que ser muy gordo, ¿no?

Me alegro de que lo hayas pasado bien...

Un beso Ana

Ana DICE

Merce por lo que se ve le hizo mucha gracia el desparpajo del tipo.
Gracias, me lo he pasado pipa.
Un beso.