26 de octubre de 2008

EL AMOR LOCO DE RAMÓN LLULL


Todos conocemos el valioso legado que dejó Ramón Llull, así como su dedicación al estudio y a la predicación del Evangelio. Pero no siempre llevó el beato, una vida de recogimiento, también disfrutó de los bienes terrenales, sobre todo de la relaciones con las mujeres. Se cuenta que fue a raíz de uno de esos amores que Ramón Llull decidió cambiar de vida y dedicarse a propagar el cristianismo.

Ramón Llull, hijo de padres catalanes llegados a Mallorca en la época de la conquista, entró a formar parte de la corte de Jaume I el Conquistador siendo muy joven. Se casó con Blanca Picany y el rey fue su padrino de boda.

Su matrimonio no impidió que Ramón continuara persiguiendo a todas las jóvenes. Un día, en una de las innumerables fiestas que se celebraban en palacio, conoció a una dama tan bella que no pudo quitar sus ojos de ella. La joven se llamaba Leonor, estaba casada y también formaba parte de la corte.

Leonor viendo el creciente interés que despertaba en él, decidió no asistir a las fiestas con el fin de conseguir que Ramón se olvidara de ella. El resultado fue el contrario y Ramón se encontraba cada día más enamorado. El no poder verla lo desespero tanto que una mañana, irrumpió a lomos de su caballo en la Iglesia de Santa Eulalia donde la joven escuchaba misa.

Decidida a terminar con aquella situación Leonor citó a Ramón en su casa. Emocionado, al acercarse a abrazarla, Leonor abrió su vestido y le mostró sus pechos, que estaban desfigurados por un horrible cáncer, mientras le decía; “Ramón no te dejes engañar por las apariencias. Es cierto que poseo un hermoso rostro, pero mira mis pechos”. Desde ese día algo cambió en el interior de Ramón, quien se afanaba en olvidar aquel horror y recordar a Leonor totalmente bella.

Una noche mientras escribía versos de amor a Leonor, vio como ante sus ojos se le aparecía la imagen de Cristo en la cruz. La visión se repitió en varias ocasiones hasta que comprendió lo equivocado de su vida y entendió que a partir de ese momento su labor se encaminaría al misticismo y a predicar el Evangelio por el mundo.

Según cuenta la leyenda después de haber predicado por numerosos países, murió en un barco que le traía a Mallorca a causa de las heridas que tenía al ser apedreado en tierras islámicas.

Sus restos reposan en una urna de alabastro en la Iglesia de Sant Francesc en Palma.

2 comentarios :

enrique DICE

Impresionante. No conocía yo esta historia del místico y genial Llull, autor de Blanquerna, la primera obra surrealista...

Ana DICE

Enrique, tan místico que parecía o que era y mira tu por donde.
Un beso.