16 de junio de 2024

INTELIGENCIA MÁXIMA-4

 

William Thomson, más tarde el barón Kelvin, ingresó en la Universidad de Glasgow a los 11 años, y terminó en segundo lugar en su clase de matemáticas. Su primer ensayo sobre matemáticas lo escribió cuando aún era un adolescente, pero fue leído a la Real Sociedad de Edimburgo por un profesor muy mayor. No pareció adecuado que fuese leído por une estudiante, únicamente porque lo había escrito un muchacho de escuela.

El doctor Alexis Carrel emigró de Francia a Canadá en 1904, con la intención de hacerse ganadero. Ocho años después le fue concedido el Premio Nóbel de Medicina y Fisiología por su trabajo sobre la sutura de vasos sanguíneos. Carrel, quien había recibido un título de medicina en la Universidad de Lyon, decidió, poco después de llegar a Canadá, que la llamada de la ciencia no debía ser desaprovechada, e ingresó en el Instituto Rockefeller para la Investigación Médica, en Nueva York.

J. F. Champollion, el lingüista francés que descifró los jeroglíficos de la Piedra Rosetta, dominaba en 1801, a los once años, el latín, el griego y el hebreo. Dos años después también sabía árabe, sirio, caldeo y copto, la lengua, con base en el griego, de los primeros cristianos egipcios. En 1982, Champollion publicó la disertación que lo hizo famoso: “Concerniente al Alfabeto de Jeroglíficos Fonéticos”. La base para descifrar la historia de los antiguos egipcios.

La primera incursión de Margaret Mead en la observación del comportamiento humano ocurrió antes que fuera un adolescente. Cuando era una niña de ocho años, anotó los patrones del habla de sus hermanas menores.

INTELIGENCIA MÁXIMA-3

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