SENTIDO Y SENSIBILIDAD
Cuando él estaba presente, ella no tenía ojos para nadie más.
Todo lo que él hacía estaba bien. Todo lo que decía era inteligente. Si sus
tardes en la finca concluían con partidas de cartas, él se hacía trampas a sí
mismo y al resto de los comensales para darle a ella una buena mano.
Jane Austen-Sentido y sensibilidad
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