LA MUERTE DE BENITO JUÁREZ
Benito Pablo Juárez García (1806-1872), fue un abogado,
político y en varias ocasiones presidente de México, murió envenenado el 18 de
julio de 1872. La responsable fue una mujer, Oliveria del Pozo, apodada La
Carambada, quien había sido dama de compañía de la emperatriz Carlota y perdió
a su prometido a manos de los republicanos. Después de la caída del imperio y
la muerte de Maxximiliano, decidió vengarse, y en una cena que le ofrecieron a
Juárez vertió en una copa que le dio a Juárez, un veneno elaborado con una
planta mortal, la veintiunilla, que hacía efecto 21 días después de beberlo,
atacando el corazón sin dejar ningún rastro. Esta versión puede ser falsa.
Según el acta de defunción Juárez murió de “neurosis del
gran simpático”, que entre otras cosas se encarga de la aceleración del ritmo
cardíaco, además padecía angina de pecho. El corazón comenzó a fallarle en
octubre de 1870, mucho antes del supuesto envenenamiento, se puso muy enfermo
por una congestión cerebral y problemas en el gran simpático.
Un día antes de cumplir 66 años, el 20 de maezo de 1872,
tuvo síntomas de que su corazón no iba bien. Su médico, Ignacio Alvarado
diagnosticó angina de pecho. Estuvo en reposo y le pidió al médico que no
dijera nada a nadie. Entre abril y los primeros días de julio, recuperó la
salud.
El 8 de julio sintió un dolor agudo en el pecho. En los días
siguientes, empeoró. A pesar de ello, no cuidó su alimentación, abusando de las
grasas. Dos días antes de morir comió tallarines, huevos fritos, sopa, arroz,
bistec, frijoles, salsa de chile, fruta y café. También media copa de vino,
pulque y jerez. Por la noche bebió una copa de rompope. Del 17 al 18 de julio,
Juárez sufrió pequeños ataques al corazón, cada vez más dolorosos. La noche del
18 de julio le suministraron morfina, a las 11 de la noche, murió.
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