ENTREMESES
Los entremeses, además de conocerlos como el principio de
una comida, en la Edad Media, en los grandes festines, se llamaba entremeses a
unos espectáculos o mascaradas con los que se obsequiaba a los invitados entre
servicio y servicio, como cada servicio constaba de varios platos, a veces
había quince o veinte servicios, es normal que se necesitara algún tiempo de
reposo.
Froissard, que fue cronista del rey San Luis de Francia,
cuenta que en el año 1237, en las bodas de Oroberto, hijo de San Luis, con la
condesa de Artois, hubo espectáculos muy variados durante el banquete; un
caballero montado sobre un soberbio caballo atravesó la sala a la maroma sobre
un cable que pasaba por encima de la mesa. En las cuatro esquinas de la mesa
instalaron unos músicos montados sobre bueyes. Perros sabios disfrazados de
bailarines lucieron sus gracias, mientras monos montados sobre cabras hacían
como que tocaban el arpa.
Eso no es nada si lo comparamos con el entremés con que fue
obsequiado el emperador Carlos IV de Alemania por el rey Carlos V de Francia:
Una nave con todas sus velas desplegado entró en la sala. Lucía pendones con
las armas de Jerusalén, y en el puente iban unos cruzados con Godofredo de
Bouillon al frente, cubiertos todos con espectaculares armaduras. La nave
avanzaba sin que se viera quién la movía. Detrás venía una carroza
representando a Jesusalén, con sus torreones y murallas cubiertas de
sarracenos. Se juntaron ambas, y los cruzados, descendiendo del barco,
asaltaron a los infieles. Éstos se defendieron valientemente tumbando escalas y
caballeros; al final éstos consiguieron clavar la cruz en el torreón y los
comensales se levantaron para saludarla.
0 comentarios :
Publicar un comentario