DIEGO DE LANDA Y LOS CÓDICES MAYAS
En el año 1549, el obispo de Yucatán Diego de Landa (1524-1579) ordenó la destrucción de una gran colección de códices mayas diciendo que no contenían más que maquinaciones diabólicas y supersticiones, lo raro es que ni él ni nadie sabían interpretar la escritura maya.
El 12 de julio de 1562 se realizó el auto de fé de Maní, donde se incineraron ídolos de diferentes formas, dimensiones, piedras de altar, vasijas y códices con signos jeroglíficos. Landa dijo: “Hallámosles gran número de libros de estas sus letras, y porque no tenían cosa en que no hubiese superstición y falsedades del demonio, se los quemamos todos, lo cual sentían a maravilla y les daba pena”.
Se calcula que quemaron toneladas de libros que tenían registros escritos de todos los aspectos de la civilización maya. Todo esto tuvo repercusiones, aunque los mayas idearon medios para preservar sus cultos ancestrales, hecho muy criticado por los colonos españoles, que argumentaron que en lugar de doctrina, los indios recibían tormentos.
La noticia llegó hasta Felipe II. En abril de 1563, Landa tuvo que viajar a España para presentar su defensa. Años después, en su vejez, se dedicó al estudio de la cultura maya, puede que para recuperar la información que había destruido cuando era un inquisidor. Logró recuperar una gran cantidad de información y también logró entender el sistema vigesimal de sus matemáticas y su calendario
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