VULCANO
Los astrónomos creyeron durante un tiempo que entre Mercurio y el Sol existía otro planeta, al que llamaron Vulcano. La idea la tuvo el astrónomo francés Urbain Jean Joseph Le Verrier (1811-1877), en el año 1845.
Después de la publicación de la hipótesis de Le Verrier, numerosos astrónomos aficionados e incluso profesionales afirmaron que habían visto el planeta. Entre 1826 y 1843 el farmacéutico y astrónomo aficionado Heinrich Schwabe intentó la búsqueda del planeta observando las inmediaciones del Sol sin ningún resultado positivo.
Debido a la proximidad al Sol, más reducida que la de Mercurio, Vulcano era invisible prácticamente todo el tiempo; solo durante los eclipses solares podía intentarse su búsqueda. A pesar de la buena fama de le Verrier, pocos astrónomos creían en su existencia tras el eclipse total de julio de 1860 observado desde España, en el cual no fue avistado.
Muchas personas comenzaron a dudar públicamente de que Vulcano existiera realmente. La culminación de su inútil búsqueda llegó con el eclipse total de sol del 29 de julio de 1878, que se vio en Estados Unidos. Muchos astrónomos observaron con instrumentos, relojes y cámaras fotográficas desde todo el país. Nadie llegó a una conclusión final, algunos vieron hasta dos nuevos planetas.
En 1915, Einstein explicó el origen del desplazamiento perihélico de Mercurio utilizando su Teoría de la Relatividad General; las variaciones en la órbita eran producidas como consecuencia secundaria de la fuerza gravitacional del Sol. Sus ecuaciones predijeron la órbita de Mercurio, así como las del resto de los planetas, con una precisión sin precedentes. A partir de ese momento, quedó descartada del todo la hipótesis de la existencia del planeta Vulcano.
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