CIUDADES
Central Park, en el corazón de Manhattan, en Nueva York, era
en un principio un área pantanosa de 340 hectáreas llena de inmundicia y
cabañas, cuando Frederick Law Olmsted y Calvert Vaux diseñaron, en 1857, el
parque como se conoce hoy en día.
Existen cámaras huecas de minas, llamadas vacios, en el
subsuelo de Scranton, Pennsylvania, que la Secretaría de Minas del Estado
sugirió en 1970 que sería más económico abandonar la ciudad que llenar los
vacíos.
Bagdad fue un tiempo la ciudad más grande del mundo. Tenía
una población de dos millones, y era incluso más grande que Babilonia en su
apogeo. El período más encantado y legendario de Bagdad se inició en el año 786
de nuestra era, cuando Harún al-Rashid, o Aarón el Justo, ascendió al trono.
El subsuelo de Paris es único. Un sistema de tuberías, de
966 kilómetros de longitud, proporciona aire comprimido a hogares y comercios. Sirve
para muchos fines, pero fue construido para hacer funcionar los relojes y
elevadores.
La Paz, Bolivia, que está a unos 3658 metros sobre el nivel
del mar, es casi una ciudad a prueba de incendios. Las bombas contra incendios,
ordenadas por orgullo cívico, acumulan polvo en los parques de bomberos. A esta
altura, la proporción de oxígeno en la atmósfera escasamente puede alimentar el
fuego.
La ciudad de México, conocida como Tenochtitlán cuando fue
invadida por Cortés en 1519, era una ciudad blanqueada, cubierta de flores,
cinco veces más grande que el Londres de la misma época.
Hasta no hace mucho tiempo, en 1977, El Cairo, una ciudad de
8 000 000 habitantes, tenía solamente 208 000 teléfonos y ninguna guía telefónica.
Se decía que el sistema telefónico era prácticamente inútil durante las horas
de trabajo. Los hombres de negocios de El Cairo volaban con frecuencia a Atenas
para hacer llamadas desde los hoteles de esta ciudad.
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