LA FALSA GRADUACIÓN DE ELENA CEAUSESCU
Elena Ceausescu, la esposa del ex dictador rumano, asistió a
unos en cursos en el año 1950 en la Universidad Muncireasca, una institución
dedicada a trabajadores no educados que fueran miembros del Partido Comunista
rumano. El profesor Nicolae Filipescu decía de ella: “No conocía más química
entonces que un alumno de la escuela elemental de quinto curso. Ni un solo
examen era de verdad. Además era una muy mala persona, las mentiras eran su
forma de vida.
Elena se graduó a los dos años en ingeniería química y
empezó a trabajar para obtener una maestría. El profesor Dimitru Sandulescu fue
su examinador y por dos veces se negó a graduarla, tuvo que hacerlo a la
tercera y por presiones. Elena se registró como alumna graduada en el Instituto
Politécnico y pidió trabajar con el mejor químico orgánico del momento,
Constantin Neitzescu. Él la rechazó y por ello perdió sus subsidios y el acceso
a la bibliografía química.
Entonces Elena eligió al profesor Christopher Simionescu y
defendió su tesis en 1970. La defensa se desarrolló en una habitación cerrada,
algo raro en Rumania, Simionescu no asistió alegando una enfermedad.
A partir de ese momento se hizo lo que a ella le apeteció:
obligo a Simionescu a tomarla como coautora de sus trabajos, se propuso para la
Academia Rumana de ciencias, tomó a su cargo la dirección del Instituto de
Investigaciones Químicas, etcétera.
En el viaje que el matrimonio Ceausescu realizó a Estados
Unidos en 1973 recibió todos los honores del American Institute of Chemists y
la Illinois Academy of Sciences. En 1978 recibió una membresía honoraria de la
New York Academy of Sciences. Cuando se conoció la verdad del régimen rumano,
se revocaron todos los honores. El Museo Nacional de Rumania tenía una sala
especial para exhibirlos honores de Elena en el extranjero.
El escándalo no paró con ella, su hijo Nico también obtuvo
su doctorado de malas maneras. Le quitó a la fuerza a una estudiante llamada
Oprolu su trabajo y lo presentó como suyo, amenazándola para que no dijera
nada.
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