VIDA COTIDIANA DE LOS ESENIOS
Los esenios eran una comunidad judía, que se caracterizaban por su rechazo a la jerarquía sacerdotal de Jerusalén, por esa razón dirigían sus oraciones no al templo, sino al sol, como representante de Dios. En el siglo I d. C. los esenios formaban un grupo de unas cuatro mil personas repartidas por toda Judea. Vivían en comunidades rurales presididas por un inspector general y un consejo compuesto por quince hombres, de los cuales doce eran laicos y tres sacerdotes.
Nunca pronunciaban palabras profanas antes de salir el sol, luego dirigían sus oraciones al sol, como suplicando que apareciera. A continuación sus inspectores mandaban a cada uno de ellos a trabajar en su oficio. A la hora quinta (once de la mañana), cubrían sus espaldas con una faja de lino, y se lavaban todo el cuerpo con agua fría.
Más tarde se reunían en una sala donde no podía entrar ningún profano, ni ellos mismos sino estaban purificados. Se sentaban sin hacer ruido, y el sacerdote pronunciaba una oración antes de empezar a comer, después de la comida repetía el rezo.
Posteriormente se quitaban la ropa de las comidas como si fueran sagradas y volvían a sus trabajos hasta el anochecer. Regresaban al lugar común y cenaban de la misma manera que al mediodía. No se escuchaban nunca gritos, cada uno hablaba por turnos. Dedicaban un tercio de la noche al estudio comunitario de la Biblia. El sábado lo consagraban a los actos litúrgicos y a la alabanza divina.
Ciertos días se concentraban para hablar de los errores de cada uno, y de los castigos que les imponían a los que hubieran quebrantado las normas de la comunidad. También trataban los asuntos de interés general.
Nunca pronunciaban palabras profanas antes de salir el sol, luego dirigían sus oraciones al sol, como suplicando que apareciera. A continuación sus inspectores mandaban a cada uno de ellos a trabajar en su oficio. A la hora quinta (once de la mañana), cubrían sus espaldas con una faja de lino, y se lavaban todo el cuerpo con agua fría.
Más tarde se reunían en una sala donde no podía entrar ningún profano, ni ellos mismos sino estaban purificados. Se sentaban sin hacer ruido, y el sacerdote pronunciaba una oración antes de empezar a comer, después de la comida repetía el rezo.
Posteriormente se quitaban la ropa de las comidas como si fueran sagradas y volvían a sus trabajos hasta el anochecer. Regresaban al lugar común y cenaban de la misma manera que al mediodía. No se escuchaban nunca gritos, cada uno hablaba por turnos. Dedicaban un tercio de la noche al estudio comunitario de la Biblia. El sábado lo consagraban a los actos litúrgicos y a la alabanza divina.
Ciertos días se concentraban para hablar de los errores de cada uno, y de los castigos que les imponían a los que hubieran quebrantado las normas de la comunidad. También trataban los asuntos de interés general.
4 comentarios :
Quizá lo más interesante de los Esenios fue el hallazgo de los manuscritos del Q'mran, más conocidos como "Rollos del Mar Muerto", pues no sólo revelaron mucho de su cultura, sino que proporcionaron "otra" visión a las escrituras...
Ana: voy a alojar en junio la 15a edición del "Circo del Absurdo" un post itinerante en el que varios bloggers colaboran enviando ligas a publicaciones suyas o que hayan leído sobre la manera en que de manera científica se desmitifican creencias, se desenmascaran supuestos erróneos. Creo que tú podrías aportar muchísimo, ojalá te animes a enviarme alguna colaboración.
Un abrazo,
Gio.
Gio, precisamente algo quería escribir sobre el manuscrito de Qumrán.
Estaré encantada de enviarte algo. muchas gracias.
Un beso.
Una sociedad demasiado estructurada ¿no?, mucho orden, mucho rigor... ufff, me resulta algo agobiante :S
Jelens, mucho control.
Un beso.
Publicar un comentario