FABRICACIÓN DE UN ÓRGANO
Un órgano está compuesto de teclado o teclados, con los que se controla, mediante un mecanismo de palancas, la entrada y salida de aire del “secreto”. Esa es la pieza central del órgano, y consiste en un receptáculo o caja de viento, desde donde se distribuye el aire a cada uno de los tubos.
El aire se produce en los llamados fuelles, y se recoge en el arca de viento, para después enviarla a los distintos secretos. Los tubos se agrupan en familias, diferenciadas por un sonido o característica determinada. En cada familia existen diversos registros.
La extrema complicación, exige desde el principio, un estudio de su emplazamiento, de la acústica del local donde se va a instalar y de la función que va a desempeñar. Cuando estos puntos están claros, se inicia el diseño; secreto, mecanismos de trasmisión, tubos, fachada…
La construcción de un órgano, es un trabajo de carpintería. Los tubos, de una aleación de plomo y estaño. El momento más delicado es cuando el organero debe confeccionar el secreto y disponer la distribución del aire y la colocación de todos y cada uno de los tubos.
Los tubos se van prearmonizando a medida que se preparan; se dispone la alzada de boca, se abren las muescas determinado la longitud de cada una.
Los ensayos, con la presión y ataque de viento indicados, se efectúan con el “maniquí”, dotado de un pequeño teclado con su correspondiente secreto.
Una vez acabado e instalado el órgano, sólo queda afinarlo, para lo cual se usan igualas, martillitos, conos, y sobre todo buen oído.
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