LA MUJER VIKINGA
Durante el periodo vikingo las mujeres no podían participar en las deliberaciones del parlamento, ni tomar parte en los combates, aunque las escandinavas gozaban de libertad y otros derechos bastante más extensos que los de las mujeres de otros lugares de Europa.
La mujer gozaba de gran respeto y autoridad en una sociedad basada en el núcleo familiar. Los derechos, libertades y privilegios, estaban a tono con su posición en esa misma unidad familiar, en una sociedad en la que los hombres faltaban de sus hogares durante largos períodos de tiempo, en los cuales, ellas eran las que debían hacerse cargo de la dirección de las labores de la granja.
Se casaban entre los 12 y los 16 años, normalmente por matrimonios acordados, aunque se conocen historias de amores turbulentos consumados al margen de los acuerdos familiares. Si quería divorciarse en caso de que el marido fuera perezoso, insultase a la familia o la maltratara, lo único que tenía que hacer ella era llamar a algunos testigos, y anunciar que se divorciaba a la puerta de su casa y a los pies de su cama.
Por toda Escandinavia hay numerosas piedras rúnicas en memoria de mujeres. Una de ellas, levantado por un vikingo sueco en memoria de su esposa Odindisa dice: “Ninguna esposa vendrá a Hassmyra que cuide mejor la granja”.
Las mujeres eran enterradas con ajuares funerarios de idéntica calidad a los de los hombres, la única diferencia entre uno y otros es que ellas recibían joyas, y ellos armas.
La mujer gozaba de gran respeto y autoridad en una sociedad basada en el núcleo familiar. Los derechos, libertades y privilegios, estaban a tono con su posición en esa misma unidad familiar, en una sociedad en la que los hombres faltaban de sus hogares durante largos períodos de tiempo, en los cuales, ellas eran las que debían hacerse cargo de la dirección de las labores de la granja.
Se casaban entre los 12 y los 16 años, normalmente por matrimonios acordados, aunque se conocen historias de amores turbulentos consumados al margen de los acuerdos familiares. Si quería divorciarse en caso de que el marido fuera perezoso, insultase a la familia o la maltratara, lo único que tenía que hacer ella era llamar a algunos testigos, y anunciar que se divorciaba a la puerta de su casa y a los pies de su cama.
Por toda Escandinavia hay numerosas piedras rúnicas en memoria de mujeres. Una de ellas, levantado por un vikingo sueco en memoria de su esposa Odindisa dice: “Ninguna esposa vendrá a Hassmyra que cuide mejor la granja”.
Las mujeres eran enterradas con ajuares funerarios de idéntica calidad a los de los hombres, la única diferencia entre uno y otros es que ellas recibían joyas, y ellos armas.
4 comentarios :
Es curioso como muchas culturas del pasado, a veces etiquetadas como "menos civilizadas" eran, en el fondo, más justas entre mujeres y hombres y, quizá incluso, más respetuosas de su entorno.
A veces la civilización trae como subproductos, rémoras que es difícil remontar...
Abrazo!
Gio.
Me sorprende tu conocimiento de múltiples culturas...
Viky el Vikingo, que recuerdos infantiles...
Gio, si que es verdad que parece que antes o por lo menos en algunas etapas de la historia había más igualdad y da la impresión que en ocasiones y en algunos aspectos, en vez de avanzar, retrocedemos.
Un beso.
Enrique, que me gusta leer, siempre te digo lo mismo, realmente lo mejor es la foto, que nos lleva a la infancia.
Un beso.
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