LA CIUDAD PÚRPURA PROHIBIDA
La Ciudad Prohibida, el mayor complejo político-religioso de la arquitectura china, surgió de la nada por decisión del emperador Yongle, el tercero y más poderoso soberano de la dinastía Ming.
Se construyó entre 1407 y 1420, un periodo corto si tenemos en cuenta la cantidad de materiales que tuvieron que transportar. Los enormes troncos con que se fabricaron las columnas de las Tres Salas, en el centro del recinto, se trajeron desde los bosques del Sichuan, a miles de kilómetros de Beijing. Cortados en la estación de las lluvias, los troncos fueron lanzados montaña abajo hasta desembocar en el Yangzi, luego remontaron el rio hasta el Gran Canal, y llegaron a la capital.
En la época de las nevadas, deslizadas por el hielo, llegaron las enormes piezas de mármol que luego se convertirían en las rampas de acceso a las Tres Salas. Las salas y los principales palacios se levantaron en tan sólo cuatro años, gracias a la forma de construcción china en madera, que trabaja con materiales estándar preparados de antemano.
Cien días después de su inauguración el conjunto de las Tres Salas, ardió en un incendio que estuvo a punto de arrasar todo el complejo imperial, y que según los críticos de Yongle decían, fue un castigo del cielo por haber quitado la capitalidad a la ciudad de Nankín, para trasladarla a Beijing.
Tres décadas después de la muerte de Yongle, en 1439, las Tres Salas se volvieron a levantar, pero antes del siglo XVIII se quemarían tres veces más, unas veces causadas por los rayos y otras por los fuegos artificiales con que los habitantes de la Ciudad Prohibida celebraban el año nuevo.
El miedo a otros posibles incendios hizo que se almacenaran más de 300.000 troncos de manmu, el árbol empleado para construirlo. También se instalaron murallas de cortafuegos en el interior de la Ciudad, dando un aspecto de laberinto.
Se construyó entre 1407 y 1420, un periodo corto si tenemos en cuenta la cantidad de materiales que tuvieron que transportar. Los enormes troncos con que se fabricaron las columnas de las Tres Salas, en el centro del recinto, se trajeron desde los bosques del Sichuan, a miles de kilómetros de Beijing. Cortados en la estación de las lluvias, los troncos fueron lanzados montaña abajo hasta desembocar en el Yangzi, luego remontaron el rio hasta el Gran Canal, y llegaron a la capital.
En la época de las nevadas, deslizadas por el hielo, llegaron las enormes piezas de mármol que luego se convertirían en las rampas de acceso a las Tres Salas. Las salas y los principales palacios se levantaron en tan sólo cuatro años, gracias a la forma de construcción china en madera, que trabaja con materiales estándar preparados de antemano.
Cien días después de su inauguración el conjunto de las Tres Salas, ardió en un incendio que estuvo a punto de arrasar todo el complejo imperial, y que según los críticos de Yongle decían, fue un castigo del cielo por haber quitado la capitalidad a la ciudad de Nankín, para trasladarla a Beijing.
Tres décadas después de la muerte de Yongle, en 1439, las Tres Salas se volvieron a levantar, pero antes del siglo XVIII se quemarían tres veces más, unas veces causadas por los rayos y otras por los fuegos artificiales con que los habitantes de la Ciudad Prohibida celebraban el año nuevo.
El miedo a otros posibles incendios hizo que se almacenaran más de 300.000 troncos de manmu, el árbol empleado para construirlo. También se instalaron murallas de cortafuegos en el interior de la Ciudad, dando un aspecto de laberinto.
2 comentarios :
Algo había leído.
Es impresionante!
Jelens, impresionante y con mala pata por tantos incendios.
Un beso.
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