BATISCAFO
La principal limitación de las batisferas era el cable de la que eran suspendidas por las sacudidas del cable cuando sobrepasaba cierta longitud. El cable parecía imprescindible para elevar la pesada esfera tripulada cuyas gruesas paredes de acero la hacían más pesada que el agua.
El método de utilizar tanques de agua que luego era expulsada para salir a flote, tampoco era muy bueno a grandes profundidades ya que al vaciar el agua del tanque sus paredes no podían resistir la presión. Así que había que encontrar otra solución para elevar la esfera.
Esta solución llegó de la mano del profesor Piccard. El profesor consiguió esta hazaña mediante un globo de su invención. Entonces tuvo la idea de aplicar el principio de los globos al mundo submarino. Pensó que si un aeróstato ascendía porque encerraba un gas menos pesado que el aire, de la misma forma tenía que comportarse un artefacto submarino que contuviera un líquido menos pesado que el agua del mar. Este líquido podía ser, gasolina o cualquier otra esencia. De esta forma, el tanque con gasolina no tenía que ser vaciado y ello permitía construir sus paredes relativamente delgadas.
Y así nació el Batiscafo construido por Piccard y Cosyns en 1948. Era un verdadero globo dirigible submarino de un peso de diez toneladas, solamente que en vez de hidrógeno llevaba gasolina.
Por medio de motores eléctricos y de hélices el artefacto podía recorrer 20 kilómetros sumergido. Los potentes faros y los motores eran alimentados por baterías eléctricas que en caso necesario podían servir de lastre de emergencia. Estaba calculado que este Batiscafo podía resistir la presión hasta una profundidad de 4.000 metros.
Las pruebas se realizaron en octubre de 1948, en las proximidades de Cabo Verde. El Batiscafo alcanzó una profundidad de 1880 metros, pero nadie descendió en él a causa de algunos defectos que fueron observados y que significaba cierto riesgo para los tripulantes.
Este primer Batiscafo demostró todas sus grandes posibilidades, ya que desde tanta profundidad subió a la superficie por sus propios medios y de manera perfecta.
El método de utilizar tanques de agua que luego era expulsada para salir a flote, tampoco era muy bueno a grandes profundidades ya que al vaciar el agua del tanque sus paredes no podían resistir la presión. Así que había que encontrar otra solución para elevar la esfera.
Esta solución llegó de la mano del profesor Piccard. El profesor consiguió esta hazaña mediante un globo de su invención. Entonces tuvo la idea de aplicar el principio de los globos al mundo submarino. Pensó que si un aeróstato ascendía porque encerraba un gas menos pesado que el aire, de la misma forma tenía que comportarse un artefacto submarino que contuviera un líquido menos pesado que el agua del mar. Este líquido podía ser, gasolina o cualquier otra esencia. De esta forma, el tanque con gasolina no tenía que ser vaciado y ello permitía construir sus paredes relativamente delgadas.
Y así nació el Batiscafo construido por Piccard y Cosyns en 1948. Era un verdadero globo dirigible submarino de un peso de diez toneladas, solamente que en vez de hidrógeno llevaba gasolina.
Por medio de motores eléctricos y de hélices el artefacto podía recorrer 20 kilómetros sumergido. Los potentes faros y los motores eran alimentados por baterías eléctricas que en caso necesario podían servir de lastre de emergencia. Estaba calculado que este Batiscafo podía resistir la presión hasta una profundidad de 4.000 metros.
Las pruebas se realizaron en octubre de 1948, en las proximidades de Cabo Verde. El Batiscafo alcanzó una profundidad de 1880 metros, pero nadie descendió en él a causa de algunos defectos que fueron observados y que significaba cierto riesgo para los tripulantes.
Este primer Batiscafo demostró todas sus grandes posibilidades, ya que desde tanta profundidad subió a la superficie por sus propios medios y de manera perfecta.
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