PEDERASTIA EN LA GRECIA CLÁSICA

En la época clásica la pederastia institucionalizada era propia de las clases aristocráticas, principalmente de Esparta y Creta. También era frecuente en el ejército y los círculos intelectuales más elitistas de Alejandría, Cos y Atenas.

En cualquier caso, el amante adulto o erastés se hacía cargo durante un tiempo de un muchacho adolescente, el erómenos, para su completa instrucción moral y militar. Entre amos se establecía un cortejo, y una relación intima que seguía unas reglas definidas.

Parece ser que su práctica se remonta a la Grecia arcaica, en Creta, el muchacho era raptado previo aviso por el erastés en un secuestro ritual. Si ambos eran de la misma clase social, los familiares del erómenos fingían perseguir al raptor, pero si el adolescente pertenecía a una clase social inferior, el niño podía ser secuestrado de otra manera.

El adolescente noble recibía de su amante una verdadera educación, que se complementaba con la convivencia en el círculo de amistades. Primero era conducido al andreion (una especie de cenador comunal), del incitador, para luego irse juntos al campo, donde vivían durante dos meses, una especie de luna de miel. A la vuelta el chico era solemnemente recibido y su amante le observaba con tres regalos; una copa, un buey y una armadura, desde ese momento, era su escudero.

La edad media de los jóvenes era de 12 años, en principio, no por su belleza, sino por sus aptitudes, y se les consideraba demasiado maduros a los 18, incluso eran descartados los púberes a los que se les adelantaba la aparición del vello corporal y el cambio de voz.

Los adultos que se querían emparejar con jóvenes de mayor edad, eran despreciados socialmente, tachados de pervertidos y de homosexuales pasivos, se les conocía como philoboúpais. Los socráticos pensaban que un ejército ideal sería el formado por parejas de amantes varoniles, una situación que sucedió en el batallón selecto de Górgidas, que Pelópidas convirtió en sagrado y al que debió Tebas su fugaz brillo.

Aunque todo esto estaba legislado, el orgullo viril y los celos creaban, a veces, grandes problemas políticos, como el que organizaron en el año 514 a. C. Aristogitón y su amado Harmodio, que estaba asediado por Hiparco. Otro caso es el de Antileón, que mató al tirano de Metaponto a causa del bello Hiparnio.