LA MUERTE DEL PRÍNCIPE DE VIANA
Carlos de Trastámara y Évreux, infante de Aragón y Navarra, príncipe de Gerona, duque de Gandía y de Montblanc, príncipe de Viana y rey titular de Navarra como Carlos IV (1421- 1461) era hijo de Juan II de Aragón y de Blanca I de Navarra.
Carlos se había convertido en una especie de héroe viviente, casi santificado por el pueblo, falleció a los 40 años, tres meses y 26 días de edad en el Palacio Real de la ciudad de Barcelona, era el 23 de septiembre de 1461, día de Santa Tecla. Murió el príncipe y nació el mito. Desde el mismo momento de su muerte se sospechó que podía haber sido envenenado. La autopsia antes de su embalsamamiento diagnosticó que había muerto por una pleuresía de origen tuberculoso. Una semana después murió su secretario con el mismo diagnóstico en su autopsia. Eso avivó el rumor de envenenamiento.
Sus exequias se convirtieron en un duelo nacional, digno de un rey, que nunca llegó a ser. Unas quince mil personas desfilaron ante su féretro y el funeral fue presidido por su hijo natural Fernando, fruto de sus amores con Brianda de Vega, quien le acompañó en sus últimos días. Sus familiares “obligaron” a Carlos a que se casara con ella “in articulo mortis”, para dejar a Fernando como heredero.
El Príncipe de Viana antes de morir llegó a la conclusión de que la herencia a Fernando sería muy pesada y que solo serviría para avivar los problemas en el reino de Navarra, por lo que en su testamento dejó como legítima sucesora a su hermana Blanca.
Al cadáver se le amputó en antebrazo derecho para conservarlo en un relicario de plata en el Monasterio de Valdoncellas, de donde desapareció más tarde y al que se le atribuyeron todo tipo de milagros y sanaciones.
Aunque se conservan algunos restos, la urna de Poblet que parece ser que contenía su cuerpo, no es un cadáver completo, ya que los lugareños saquearon las tumbas después de la desamortización de Mendizabal. Durante la Segunda República, se intentaron recuperar los restos del que era un símbolo de Cataluña.
IMAGEN: Muerte del príncipe de Viana (1887) de Vicente Poveda y Juan
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