GNOMÓN Y POLOS
Para llevar a cabo las numerosas observaciones astronómicas los sacerdotes-astrónomos disponían de dos instrumentos: el “gnomón” o reloj de sol primitivo, y el “polos”, un instrumento específicamente mesopotámico.
El gnomón, consiste en una varilla graduada (gnomón) que se levanta verticalmente sobre un terreno liso y horizontal. La posición aparente del Sol, la extremidad del gnomon y la de su sombra están alineadas durante todos y cada uno de los momentos de un día despejado, por lo que la medición de la longitud y de la dirección de la sombra en un instante dado determinan completamente la dirección del Sol.
En definitiva, repetidas observaciones de la sombra del gnomon permiten sistematizar y cuantificar un gran número de conocimientos comunes sobre la variación cotidiana y anual de la posición del Sol. Estas observaciones fueron las que lo convirtieron en un reloj y calendario.
El polos, estaba formado por una semiesfera hueca de gran diámetro cuya concavidad estaba orientada hacia el cielo. Suspendida encima de la semiesfera y mantenida en su centro hay una esfera pequeña que intercepta la luz del Sol y proyecta su sombra sobre la superficie interna. El movimiento del Sol se dibuja con precisión en el fondo de los polos, por lo que es fácil interpretar las fechas, equinoccios y solsticios, además de la inclinación de la eclíptica.
Posteriormente el polos fue acoplado a un armazón esférico que representaba la zona del zodíaco con sus doce signos y si división en 360 grados. Además, se podía utilizar como un reloj durante la noche, del mismo modo en que se hacía durante el día a partir del Sol, durante la noche se podía leer la hora a partir de las estrellas.
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