25 de diciembre de 2019

EL PETIRROJO (LEYENDA IRLANDESA)


Jesús acababa de nacer, era de noche y hacía frío, mucho frío. El pesebre no tenía puerta y de vez en cuando entraban grandes ráfagas de viento helado que enfriaban al pequeño que dormía en su cuna.

La Virgen María estaba a su lado. San José había salido en busca de algo de comida. Al lado de María y del pequeño, había una pequeña hoguera, pero no quedaba leña y estaba a punto de apagarse. Entonces le pidió al buey que le ayudara a avivar las llamas, pero el animal estaba tan dormido que no la escuchó.

Le pidió a la mula que le ayudara, pero estaba tan cansada, que no le quedaban fuerzas para hacerlo.

Entonces le pidió al gallo que le ayudara. Pero el gallo, como cantaba con todas sus fuerzas, no oyó nada.

La Virgen muy triste, temió por su pequeño. De repente oyó el trino de un pájaro. El sonido venía de un pequeño nido que había en una esquina del pesebre. Del nido salió un pequeño pajarito y voló hasta donde estaba el fuego. Comenzó a aletear con tanta fuerza que el fuego empezó a avivarse.

No era suficiente, así que el pajarito voló hasta su ido y empezó a llevarse las ramitas hasta el fuego. Desmontó todo el nido para poder avivar la hoguera. Las llamas empezaron a resurgir, tan fuertes que el pajarito se quemó el pecho. Pero a pesar del dolor, continuó aleteando para que el niño Jesús pudiera dormir calentito.

Al ver que el pajarito se había quemado el pecho y desmontado su nido, la Virgen María lo bendijo y le dio un nuevo nombre Petirrojo, que significa, pecho rojo.

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