NIÑOS DE GIRAR EN LA COCINA MEDIEVAL BRITÁNICA
De todos los trabajos ingratos y extenuantes de la cocina
medieval británica, el peor con diferencia era el de la persona encargada de hacer girar los espetones,
casi siempre eran niños.
Durante el reinado de Enrique VIII, el palacio del rey
contaba con batallones de “niños de girar”, como se los conocía, que se
quemaban la cara y se cansaban los brazos para contentar al rey con capones,
patos, carne de venado y de ternera. Vivían en cuchitriles junto al fuego,
medio asados de calor.
También se contrataba a niños de girar en residencias menos
importantes. En 1666, los abogados londinenses del Middle Temple tenían
contratado a uno, más dos pinches, un cocinero jefe y un segundo de cocina.
En el siglo XVIII, el de niño de girar estaba considerado un
trabajo apropiado para un niño. John Macdonald (1741-1796), nacido en las
Highlands escocesas, fue un famoso lacayo que escribió unas memorias sobre sus
experiencias estando de servicio. Macdonald, un huérfano que había sido
despedido de su anterior empleo como mecedor de cunas, encontró trabajo en la
residencia de un caballero como niño de girar. Tenía tan solo cinco años.
Durante los siglos XVI y XVII, en Inglaterra, su trabajo
empezó a ser desempeñado por animales, concretamente por perros. Estos perros
estaban cruzados para tener patas cortas y cuerpo largo, y se les introducía en
una rueda de unos 69 cm de diámetro, colgada de una pared cercana al fuego y
conectada al espetón mediante una polea, donde se veían obligados a correr y
correr. Algunos cocineros utilizaban gansos en lugar de perros.
Desde el siglo XVI en adelante, la mecanización acabó con la
práctica de utilizar niños, perros o gansos, para girar los espetones.
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