7 de mayo de 2017

UN BOBBY DE LA ÉPOCA VICTORIANA


Cuando Robert Peel fundó el primer cuerpo policial en Inglaterra en el año 1880, recibieron el mote de Peelers. Llevaban abrigos azules con faldones y cuellos alzados para protegerse de los garrotazos. Con el tiempo los faldones se eliminaron, el cuello alzado se mantuvo.

Muchos policías victorianos, aunque no formara parte del uniforme, en las rondas nocturnas llevaban una capa oscura. Tenía dos partes, una exterior que cubría los hombros y la parte superior de los brazos y otra interior que llegaba hasta las rodillas.

El casco era una réplica del que llevaban en la infantería alemana, el Pickelhelm. Se introdujo en 1863, sustituyendo al Peeler. Llevaba el número de agente y la letra de su división. El interior estaba forrado de cuero. El caso llevaba el emblema de la corona, tiempo después se cambió por la estrella Brunswick.

Al no existir ni la radio ni el teléfono, patrullar por las calles de Londres era peligroso. El silbato les servía para pedir refuerzos. Antes del silbato se utilizaban una especie de sonajeros de manera, el silbato se comenzó a utilizar a mediados del siglo XIX. Los bobbies llevaban una linterna de ojo de buey en la cintura. Tenía una lente convexa y funcionaba con queroseno. Podía sacarse con facilidad, sujetándose con un asa.

Los policías victorianos llevaban porra, se trataba de unos garrotes de madera con un asa de cuerda. Las llamaban cachiporras y las utilizaban para entrar en cualquier sitio o para hacerse respetar. El emblema real les daba autoridad, si la porra no pertenecía al cuerpo no llevaba emblema.

Los agentes iban armados primero con un fusil de chispa y después con un revolver. Solo podían disparar como último recurso. A los bobbies se les proporcionaba un par de esposas muy parecidas a las actuales. Al principio eran de tipo bisagra, de hierro, pero enseguida se fabricaron de acero.

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