COMIDAS ROMANAS
Los romanos comían tres o cuatro veces al día: desayuno (ientaculum), almuerzo (prandium), merienda (merenda) y cena (cena). Alrededor de las siete o las ocho de la mañana, se tomaban un frugal desayuno: pan con aceite o vino, miel y queso, fruta fresca o seca. El almuerzo era muy ligero: legumbres verdes o secas, huevos o pescado, setas y fruta del tiempo. La merienda se tomaba únicamente los campesinos y en verano.
La cena era la comida principal, se cenaba en familia. Se preparaban dos tipos de cenas: las de diario o las de celebración de una fiesta. En la cena diaria se tomaban lechugas, judías pintas, huevos duros, puerros, migas, tocino, uvas, peras y castañas asadas.
En las cenas con invitados las cenas eran distintas. Constaban de tres partes: el aperitivo o gustus que se tomaba antes de la cena y consistía en croquetas, lechuga, atún, alcachofas, ostras, melón, pescado salado y trufas. En la primera mesa se servía pollo, cabrito, jamón, pescados, mariscos y muchos platos exóticos que se preparaban con las vísceras de distintos animales. La secunda mesa eran los postres: frutas, dulces dátiles, pasas y vinos dulces. Las cenas terminaban con los brindis a los dioses para rogar protección para todos los asistentes, el emperador y la patria.
Los alimentos se tomaban con los dedos de la mano derecha y con la mano izquierda se sostenía el plato. Los vasos eran muy lujosos y se utilizaban para beber agua y vino.
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