30 de mayo de 2014

ORIGEN DE LOS NOMBRES DE LAS NOTAS MUSICALES


El que dio nombre a las notas musicales fue el monje benedictino Guido D’Arezzo (995 d. C.-1050 d. C.). Perfeccionó la escritura musical, en su tratado Micrologus. Esas notas musicales estaban inspiradas en las sílabas iniciales de unos versos, de un himno para las vísperas de San Juan Bautista (24 de junio), “Ut queant laxis” que se le atribuyen a Pablo el Diácono (720 d. C.-799 d. C.), monje benedictino e historiador de los lombardos:

Ut (do) queant laxis
Para que tus siervos
Re sonare fibris puedan exaltar
Mira gestorum a pleno pulmón
Famuli torum las maravillas de tus milagros,
Solve polluti perdona la falta de
Labii reatum labios impuros,
Sancte Iohannes. San Juan.

D’arezzo llamó a este sistema de entonación solmización, más tarde se llamaría solfeo. Fue el primero que elaboró una aproximación a la notación actual, al dar los nombres a las seis primeras notas y al usar la notación en un tetragrama (cuatro líneas de distintos colores), y dando un sonido diferente a casa nota. Utilizaba este sistema para enseñar música.

La séptima nota, “si”, se consideraba un tono maligno, así que D’Arezzo no quiso nombrarlo. En el siglo XVI, Anselmo de Flandes, une las palabras “Sancte Ioannes” y se añadió el “si” a las notas musicales. También se añadió una quinta línea al tetragrama, pasando a llamarse pentagrama. Las notas ya se denominaron definitivamente: do, re, mi, fa, sol, la, si.

2 comentarios :

Enzo DICE

Me ha gustado mucho lo que nos enseñas hoy. Ni remotamente se me hubiera ocurrido la verdad del origen de las notas musicales.
Un saludo.

Ana DICE

Enzo, tienes razón es muy curioso. Muchas gracias, un saludo.