ORIGEN DE LOS NOMBRES DE LAS NOTAS MUSICALES
El que dio nombre a
las notas musicales fue el monje benedictino Guido D’Arezzo (995 d. C.-1050 d.
C.). Perfeccionó la escritura musical, en su tratado Micrologus. Esas notas musicales
estaban inspiradas en las sílabas iniciales de unos versos, de un himno para
las vísperas de San Juan Bautista (24 de junio), “Ut queant laxis” que se le
atribuyen a Pablo el Diácono (720 d. C.-799 d. C.), monje benedictino e
historiador de los lombardos:
Ut (do) queant laxis
Para que tus siervos
Re sonare fibris
puedan exaltar
Mira gestorum a pleno
pulmón
Famuli torum las
maravillas de tus milagros,
Solve polluti perdona
la falta de
Labii reatum labios
impuros,
Sancte Iohannes. San
Juan.
D’arezzo llamó a este
sistema de entonación solmización, más tarde se llamaría solfeo. Fue el primero
que elaboró una aproximación a la notación actual, al dar los nombres a las
seis primeras notas y al usar la notación en un tetragrama (cuatro líneas de
distintos colores), y dando un sonido diferente a casa nota. Utilizaba este
sistema para enseñar música.
La séptima nota, “si”,
se consideraba un tono maligno, así que D’Arezzo no quiso nombrarlo. En el siglo
XVI, Anselmo de Flandes, une las palabras “Sancte Ioannes” y se añadió el “si”
a las notas musicales. También se añadió una quinta línea al tetragrama,
pasando a llamarse pentagrama. Las notas ya se denominaron definitivamente: do,
re, mi, fa, sol, la, si.
2 comentarios :
Me ha gustado mucho lo que nos enseñas hoy. Ni remotamente se me hubiera ocurrido la verdad del origen de las notas musicales.
Un saludo.
Enzo, tienes razón es muy curioso. Muchas gracias, un saludo.
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