NIÑOS ESPARTANOS II
La educación estatal de
los niños varones en Esparta, más tarde llamada “agoge”, empezaba a los ocho
años. Igual que los hombres y soldados, también los niños era divididos en “tropas”,
que eran unas clases que, bajo la dirección de un supervisor (eiren), comían,
dormían y recibían la formación elemental en comunidad.
Esta formación consistía,
entre otras muchas cosas, en correr descalzos o en torneos, decían que servía
para fortalecer los cuerpos e inculcar la obediencia y la austeridad. También aprendía
a leer y escribir, pero la educación intelectual estaba relegada a un segundo
plano, lo primero era la educación física.
Los chicos eran adestrados
desde muy temprano en instrucción cívica, con el objeto de que se familiarizaran
con las virtudes de un buen ciudadano espartano. Entre esas virtudes era
importante el modo de expresión abreviado, los muchachos debían aprender a dar
respuestas breves y concisas.
Algunos castigos
especiales, como un mordisco en el dedo pulgar del delincuente, dado por el
supervisor, servían para disuadir de la vana palabrería.
La educación estaba
dirigida por un funcionario del Estado, el legislador de muchachos
(paidonomos), que era apoyado por jóvenes portadores de látigos (mastigophoroi).
Una vez que el chico
superaba su educación elemental, a los 14 años ingresaba en una clase superior.
En estas clases se ejercitaban los atributos y virtudes que se necesitaban para
llevar una vida de soldado.
Para ello se sometían a
pruebas muy duras, dormían sobre cañas, no llevaban abrigo, pruebas de
resistencia y técnicas de combate en torneos y competiciones. El motivo de
estas competiciones era estimular la ambición entre los jóvenes y crear
espíritu competitivo.
Estos combates tenían lugar
en un marco religioso, en general la formación de los chicos estaba vinculada
al culto a los héroes y a los dioses.
A los muchachos se les
permitía robar comida, sólo era castigados si habían sido tan tontos como para
que los pillaran robando. Esto parece que eran una especie de juegos que
suponían un buen entrenamiento para el oficio de soldado. Al mismo tiempo
también expresaban un vínculo con el culto a los dioses. Estos juegos de robos
tenían lugar en honor a Artemisa, la diosa de la caza.
A los dieciocho años los
chicos ya habían pasado lo peor, si bien hasta los treinta seguían siendo una
comunidad de hombres acuartelados. Esto no
lo alteraba ni una boda o fundar una familia.Durante estos años, los jóvenes
tenían que poner en práctica los conocimientos adquiridos. A partir de entonces
tenían que acreditarse como jefes de una tropa (eiren) o en la caza de ilotas
(kryteia).
Hasta los treinta no
adquirían el derecho de plena ciudadanía. Al pasar toda su juventud con otros
de su misma edad y bajo vigilancia de hombres mayores, era muy común la
pederastia. Ésta tenía como objetivo hacer que el “enamorado” se
responsabilizara del desarrollo del muchacho amado.
A los treinta años los
jóvenes dejaban de vivir y dormir con los de su misma edad y adquirían la plena
ciudadanía con todos los derechos políticos. El servicio en el campo de
batalla, las actividades y los cargos públicos, así como los banquetes de
hombres ocupaban mucho tiempo en la vida del espartano adulto.
NIÑOS ESPARTANOS
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