Marco Antonio y Cleopatra se vieron por primera vez el año
41 a. C. En ese momento empezaron a entablar relaciones políticas, en poco
tiempo surgen otro tipo de relaciones. Él era un prestigioso general romano,
ella reina de Egipto y amante de Julio César.
Las relaciones trascurrieron desde el año 42 a. C. hasta el
30 a. C. Este romance fue tempestuoso, alternando períodos de pasión total, con
otros de separación física.
Ambos nunca abandonaron sus responsabilidades políticas. La situación
en este aspecto era muy desigual, él contaba con un ejército muy poderos, ella
sin tropas para poder enfrentarse a las legiones de uno u otro triunviro, sólo
contaba con su astucia y su seducción personal.
Estando Marco Antonio en Tarso, en Asia Menor, se citó con
Cleopatra, ella que ya no contaba con validos en Roma, quiso deslumbrar al
nuevo poder, y preparó la cita con todo lujo de detalles. Llegó en un majestuoso
barco escoltado por una flota vestida con todo lujo. Marco Antonio estaba totalmente
embelesado por Cleopatra, lo tenía tan a sus pies que ella le pidió que matase
a su propia hermana Arsinoe. Se despidieron quedando para un nuevo encuentro.
Esa cita tuvo lugar en el invierno del año 41 a. C. el pasó
todo este tiempo de bacanal en bacanal, sus enemigos lo desacreditaban ante el
Senado, acusándolo de olvidar sus responsabilidades con su furcia egipcia.
En la primavera del año 40 a. C. Marco Antonio abandonó
Alejandría y se embarcó hacia Tiro. Luego marchó a Éfeso y desde allí a Atenas,
donde se encontró con su esposa Fluvia, dispuesta a no perdonarle su
infidelidad.
Marco Antonio parte a Italia para enfrentarse con Octavio. En
lugar de combatir, los rivales optan por negociar. Aprovechando que Marco
Antonio había enviudado de Fluvia, el acuerdo es sellado mediante el matrimonio
con Octavia, la hermana de su rival.
Seguía loco por Cleopatra, sin poder olvidarla. Plutarco, el
historiador, cuenta que Marco Antonio: “No estaba en posesión de sus
facultades, parecía estar bajo los efectos de una droga o brujería. Estaba
siempre pensando en ella, en vez de pensar en vencer a sus enemigos”.
En el otoño del 40 a. C. Cleopatra daba a luz a los gemelos
Alejandro Helios y Cleopatra Selene, hijos de Marco Antonio. Después de varios
combates perdidos, desanimado decide descansar con Cleopatra, se reúnen en
Antioquia, luego van a Alejandría, y en el año 36 a. C. se casan.
Acusado de bigamia por sus enemigos, Cleopatra es acusada de
embrujar a Marco Antonio, y es declarado enemigo de la República. Acababan de
tener un tercer hijo.
Después de numerosas idas y venidas, derrotas, intrigas,
etc. En el año 30 a. C. Marco Antonio, estando en Alejandría aquejado de una
depresión, recibe la falsa noticia de que Cleopatra ha muerto, desesperado, se
clavó su propia espada. No murió enseguida, sus criados lo llevaron al lado de
Cleopatra donde muere en sus brazos.
Después de enterrar a Marco Antonio, ella, como se habían
prometido, decide morir. Se hiere en el pecho, llorando ante el cuerpo de su
amado. Las heridas se le infectaron y se negó a comer. Octavio, ante esta situación
la amenazo con matar a sus hijos si seguía con esa actitud, Cleopatra cedió y
volvió a comer.
Cleopatra se enteró por los espías, que dentro de tres días
sería enviada a Roma, negándose a la humillación de caminar prisionera en el
triunfo de Octavio. Se bañó, se maquilló y se vistió como una reina. Envió una
carta a Octavio en la que le pedía que fuese enterrada junto al cuerpo de Marco
Antonio.
Octavio, al abrir la carta, sospechó que la reina iba a
quitarse la vida. Envió emisarios para evitarlo, pero ya era tarde.
Cleopatra yacía muerta en la cama. Tenía dos sutiles
punzadas en los brazos, parece que se había dejado morder por una víbora. También
se dijo que un campesino había traído una cesta llena de higos en la que estaba
el reptil.
Era el 12 de agosto del año 30 a. C. Cleopatra tenía 39
años.