INSTRUCCIÓN DE MERICARÉ
Los antiguos egipcios tenían pasión por la muerte, por todas partes se encuentran signos de está fascinación, y también con la obsesión de vencer a la muerte. Esa doble preocupación dominó desde siempre la civilización egipcia desde el Imperio Antiguo hasta la desaparición de las dinastías faraónicas.
La instrucción para Mericaré, especie de guía para la eternidad de la que se han encontrado numerosos ejemplos en las necrópolis egipcias, explica con mucho realismo cómo todo egipcio deber acoger la muerte, y, sobre todo, como debe preocuparse de disponer su Más Allá. Preparar su muerte, esa parece ser que era la mayor preocupación de cada uno en el Valle de los Reyes.
Algunos fragmentos de la instrucción de Mericaré dicen:
Trata de no morir sin conocer el lugar donde habrás de reposar.
Haz de forma que la estancia de tu reposo sea construida en el paraje que tu desees que tu cuerpo sea enterrado, y en aquel en que tu momia pueda encontrarse a gusto.
Es preciso que esta necesidad esté siempre presente entre las cosas que tienen importancia a tus ojos.
Nadie puede censurar a aquel que obra así; al contrario es feliz.
Prepárate sin tardar, a fin de estar a punto cuando el mensajero venga a buscarte, porque no te será concedido ningún plazo.
Dile entonces: Aquí me tienes preparado para seguirte.
No le digas: Soy demasiado joven para que me lleves contigo.
Tú no puedes saber cuándo llegará el momento de tu muerte; Ella viene y se apodera del niño que duerme en los brazos de su madre, de la misma forma que se lleva a aquel que es ya viejo.
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