XANTIPA Y XECONTALITUS

XANTIPA- Se cuenta que las mujeres lúcidas, conscientes de sus propios defectos, acudieron en ayuda de esta piedra para controlarse a sí mismas. Catalina de Médicis llevaba un anillo con una xantipa que tocaba y acariciaba para impedirse hablar mal de otras personas, según ella misma admitía, su impulso era desenfrenado.

En el siglo XIX, las personas cercanas a mujeres de alto nivel social cuya conducta pudiera ser puesta en tela de juicio de acuerdo a la moralidad de la época les regalaban joyas con xantipas para protegerlas de las calumnias.

Gustavo Flaubert, autor de Madame Bovary, acostumbraba a beber cada mañana polvo de zantipa mezclado con agua para sentirse protegido.

Isabel de Inglaterra tiene algunas pulseras con incrustaciones de xantipa. Esta piedra acelera la velocidad de la sangre y facilita la circulación.

XECONTALITUS- En la Edad Media, se creía que un cautivo que poseyera esta piedra resistiría el tormento físico. Durante la inquisición, los magos y alquimistas eran tan perseguidos que confiaban ciegamente en el poder del xecontalitus.

Llevaban una sortija o un colgante de esta piedra, creyendo de que contribuiría a ayudarles a resistir las torturas si eran apresados, recuperando la libertad al no poderles hacer confesar su culpa.

Como amuleto, se le atribuye la capacidad de dar a quien la lleve confianza y tenacidad en sí mismo, así como dar la fuerza suficiente para defenderse de todas las adversidades de la vida.