TAPICES
El uso de los tapices es muy antiguo, y su técnica parece ser originaria de Babilonia. Esta industria fue cultivada en Alejandría y en Bizancio, desde donde pasó a Italia y Francia. En sus orígenes eran utilizados, colgados de las paredes, para mantener el calor en las habitaciones.
A partir del siglo IX formaron parte de la decoración interior de las iglesias y palacios. En Francia durante el siglo XIV, funcionaban talleres de tapices en diversos monasterios (Poitiers, Saint-Florent de Saumur, Limoges).
En Flandes, también desde el siglo XV se desarrolló una industria tapicera muy floreciente en Bruselas, Brujas, Amberes, para lo cual colaboraron con cartones los pintores más famosos. En Italia se abrieron en el mismo siglo talleres en Florencia, Venecia y Mantua.
En Inglaterra, Carlos I contribuyó a la creación de la fábrica de tapices Mortlake, bajo la dirección de Francis Crane, en el siglo XVIII se organizó otra manufactura en el Soho londinense.
En el siglo XVII se crean en Francia verdaderas manufacturas bajo protección real (Gobelinos, Beauvais, Aubusson). En ese momento el tapiz deja de ser utilitario y adquiere una función decorativa.
En España Carlos III fundó una fábrica de tapices dependiente de la Real Casa, la de Santa Bárbara, para la que colaboraron, entre otros, los Bayeu y Goya.
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