1 de julio de 2010

FILÁNTROPOS DEL CHOCOLATE

Muchos de los primeros fabricantes de chocolate en todo el mundo son famosos por su generosidad hacia sus trabajadores. En Inglaterra, los tres fabricantes de chocolate más destacados (Joseph Fry, Henry Rowntree y Jhon Caldbury) eran todos cuáqueros. Siendo abstemios, los cuáqueros tenían buenas razones para recomendar el consumo de bebidas sin alcohol, té, café y chocolate.

En el siglo XIX cuando los médicos eran muy caros, los empleados de Caldbury disponían de médicos, y los uniformes se los facilitaba la casa completamente gratis. La compañía era lo bastante adelantada como para apreciar el valor del ejercicio físico, empleando para sus trabajadoras a una señora, especialista en gimnasia sueca, que enseñaba no sólo gimnasia sino también natación y otros muchos deportes.

En 1789, cuando construían una nueva fábrica en las afueras de Birmingham, los hermanos Caldbury siguieron la idea del chocolatero francés Jean Menier y construyeron, no sólo la fábrica sino un pueblo entero para su plantilla de empleados.

Philippe suchard, el fabricante suizo de chocolate, poseía también un espíritu reformador. Fue uno de los primeros propietarios de fábrica que aseguró a sus trabajadores contra accidentes.

Fue gracias a toda la campaña que llevaron a cabo los fabricantes ingleses, junto con los suizos y alemanes, el que se aboliera la esclavitud en las plantaciones de cacao del África occidental portuguesa.

Esto, sin embargo, no ocurrió hasta que el periódico The Standard, en 1908, acusó a George Caldbury de mostrarse indiferente ante las castigadas manos africanas. Caldbury denunció al periódico por difamación y, aunque ganó el pleito, tras demostrar que no era sino después de amenazar con dejar de comprar el cacao de África occidental cuando había cesado el tráfico de esclavos, el jurado, muy conservador, puso objeciones contra este cuáquero liberal, y le ofreció una grotesca compensación por daños y perjuicios.

2 comentarios :

Anónimo DICE

Parece que hasta que no salieron los trapos sucios a relucir, los empresarios no ofrecieron un trato justo a sus trabajadores...

De todas maneras, parecía bastante bueno llegar a trabajar en sus fábricas.

Un saludo!

Ana DICE

Pablo como siempre hasta que no se destapan los trapos sucios...
Tienes razón parece que estaban muy bien cuidados los empleados.
Un beso.