EL TEATRO GRIEGO
Puede decirse que el teatro nació en Grecia en el momento en que algunos de los participantes en las danzas celebradas en honor de Dionisos empezaron a distinguirse de sus compañeros. A medida que se acentuaba esta diferencia, fueron apareciendo los dramaturgos, encargados de preparar papeles a estos actores principiantes.
En la antigua Grecia la representación dramática fue principalmente auditiva. A pesar de la gran capacidad de los teatros griegos al aire libre (el teatro de Dionisos ateniense tenía capacidad para más 20.000 espectadores), la audición en ellos no era difícil, pero la percepción visual detallada resultaba casi imposible.
Los actores usaban calzados muy altos no para agigantar su estatura, sino para que pareciese normal a la vista de los miles de espectadores que los contemplaban desde lo alto de las graderías. Para disimular las gruesas suelas de corcho de este calzado (coturno), el actor solía utilizar vestidos que llegaban hasta el suelo.
Su gesticulación, para ser percibida por todo el público, tenía que arrancar de los mismos hombros. Como la percepción de la expresión facial resultaba imposible, se usaban máscaras de tamaño exagerado que reflejaban el humor dominante de la escena. La máscara presentaba la boca abocinada para dar mayor resonancia a la voz.
Esquilo manejaba dos actores. Sófocles y Eurípides tres, pero cada actor se disfrazaba con diferentes máscaras y asumía diferentes papeles en la misma obra. El principal recurso era la voz. La tragedia griega apenas exigía más requisitos que una declamación de primerísima calidad.
En Grecia el actor, aunque poco celebrado, parece que fue persona considerada. Se sabe que Esquilo actuó en sus propias obras y que a Sófocles, muy joven aún, se le honró reservándole el papel principal en las danzas corales durante las fiestas conmemorativas de la victoria de Salamina.
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