EL MATRIMONIO EN LA ANTIGUA ROMA
Los matrimonios se llevaban a cabo entre los doce y los dieciséis años en el caso de las mujeres, y alrededor de los dieciocho en los hombres.
Había diferentes formas de casarse en Roma cuando se tenían los medios. El modo más solemne (confarreatio) comportaba un sacrificio ofrecido en presencia de diez testigos. Bajo el imperio solo los patricios se casaban por ese rito, que desaparece al final de la República.
La segunda forma de casarse consistía en cmprar a la esposa en presencia de al menos cinco testigos, un rito heredado de la época en que el marido daba a su suegro una contradote por la obtención de la hija.
El tercer modo, que era el más corriente, se llamaba matrimonio por uso (usus) y en él la mujer entraba en la familia del marido tras un año de vida en común ininterrumpida.
Los romanos acomodados, tenían una media de tres uniones matrimoniales, debido a la alta mortalidad femenina y a la facilidad para divorciarse, muchas veces con una simple carta.
Los matrimonios generalmente concertados por los padres, no se basaban en sentimientos individuales ni en el amor sino en las buenas relaciones y en la necesidad de reproducir la familia (sobre todo si poseían un buen patrimonio). Esto no era fácil por la alta mortalidad infantil, de los dos tercios de los niños que superaban la primera infancia, sólo la mitad alcanzaba los veinte años.
Como el número de mujeres en edad de dar a luz disminuía más allá de los veinte años, no era ninguna sorpresa ver a los romanos intercambiar esposas o casarse con mujeres embarazadas. Un ejemplo de esto fue Catón que en el siglo I, antes de nuestra era, permitió a Hortensio casarse con su esposa embarazada, más tarde, cuando Hortensio murió Catón recuperó a su mujer.
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